Desde niña me había interesado Dios, y quería saber de dónde había venido Él. Incursioné en muchas religiones cristianas y orientales, pero continuamente cambiaba, pues ninguna de ellas lograba responder las numerosas dudas que tenía.
Al quedar embarazada de mi primer hijo, hace unos 12 años, me hicieron una ecografía de control y encontraron que tenía un fibroma pegado en el útero, el cual me producía muchos dolores. Llegado el momento del parto, me hicieron una cesárea y no me operaron el fibroma. Cuatro años después, cuando quedé embarazada de mi hija, los exámenes mostraron que el fibroma aún seguía ahí, aunque de tamaño más reducido.
Al tiempo, alguien me regaló un Heraldo, lo que me llevó a comenzar a leer el libro Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras.
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