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Vivamos con gratitud

Este artículo apareció originalmente en spirituality.com

Del número de noviembre de 2010 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


"Siempre, siempre, siempre hay algo por lo que estar agradecido", decía el cartel. Me reí entre dientes de los tres "siempre" y pensé: "¡Sí, cuántas veces necesito que me lo recuerden!"

En muchas ocasiones durante mi vida he postergado la gratitud. Me decía: "Estaré agradecida cuando me acepten en la universidad que me gusta; estaré agradecida cuando conozca a mi futuro marido, estaré agradecida cuando construyamos una casa, o cuando baje de peso". Había caído en la trampa de pensar que para sentir gratitud tenía que esperar que se cumplieran una serie de eventos.

En cada una de estas lecciones de vida, mis oraciones me han enseñado que un momento de gratitud puede generar un cambio radical en mi manera de ver las cosas, revelando así la actividad y presencia de Dios manifiesta a mi alrededor. Estas lecciones me hacen pensar en las palabras de Mary Baker Eddy: "¿Estamos realmente agradecidos por el bien ya recibido? Entonces aprovecharemos las bendiciones que tenemos, y esto nos capacitará para recibir más". Ciencia y Salud, pág. 3.

Todos los años en esta época, me acuerdo de la temporada navideña en que aprendí mi primera lección sobre cómo la gratitud transformó mi perspectiva de las cosas y, por ende, mi experiencia. En aquel entonces yo era una niña, mi mamá se acababa de divorciar y estábamos viajando por carretera de un pueblo a otro. No teníamos dónde vivir y contábamos con muy poco dinero. Sin embargo, haber perdido la mayoría de las cosas que teníamos no fue el fin del mundo para nosotras. Acostumbrábamos a orar y a estar agradecidas todos los días, y esto nos llenaba de alegría y esperanza.

Si bien fue un período difícil, algunos de mis mejores recuerdos provienen de esa época festiva. Pienso que fue algo muy especial por el regalo de gratitud que mi mamá y yo nos obsequiábamos mutuamente. Estábamos agradecidas por todo lo que hacíamos, por cada momento que pasábamos juntas. Agradecíamos los momentos presentes y lo que el futuro nos pudiera deparar. Esto incluía estar agradecidas por tener un árbol de Navidad —aunque era el más pequeño que yo hubiese visto— por haber pasado horas juntas haciendo adornos y cocinando nuestros dulces navideños preferidos.

También estábamos agradecidas porque mi mamá podía encontrar trabajo donde quiera que viviéramos, aunque sólo fuera por un par de semanas o días. No sólo contábamos o pensábamos en nuestras bendiciones cuando nos íbamos a dormir o estudiábamos la Lección Bíblica. La gratitud nos ayudó a ver todo lo que era natural y bueno en nuestra vida, dondequiera que nos encontráramos. Fortaleció mi comprensión de la bondad de Dios, e inspiró a mi madre la confianza que ella necesitaba para poder mirar con esperanza el futuro.

El himno número 3 del Himnario de la Ciencia Cristiana es uno de mis favoritos, pues habla de vivir con gratitud y tener un corazón agradecido. Himnario de la Ciencia Cristiana N° 3, según versión en inglés. En tres de sus estrofas, se refiere al corazón agradecido como un jardín, una fortaleza y un templo. Durante mi vida he comprobado que, ciertamente, un corazón agradecido es un jardín de consuelo y paz que elimina la ansiedad y el temor. Es una fortaleza de certeza y esperanza que supera todo sentimiento de impotencia y vulnerabilidad. Es un templo de fuerza y valor que trae expectativas de progreso, crecimiento, curación, incluso de una vida nueva.

Vivir con gratitud me ha permitido experimentar una y otra vez la operación de las leyes de Dios cuando pasé necesidades. "Mi copa está rebosando", dijo el Salmista. ¿No es esto exactamente lo que sucede cuando comenzamos nuestro día expresando gratitud? El bien que siempre ha estado presente comienza a ocupar el centro de atención.

He notado que cuando mi corazón está lleno de gratitud, estoy cimentada en la presencia de Dios. Estoy llena de pruebas del amor de Dios. Vivir manteniendo esta perspectiva de avanzada nos abre un tesoro de infinitas posibilidades y progreso, hoy y mañana. Y esa es una buena razón por la que estar agradecidos.

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