Desde joven he sido un apasionado de las motocicletas en todos sus estilos, y uno de mis hobbies es lo que se llama el "Enduro", que consiste en manejar motocicletas tipo cross a campo traviesa por caminos de bastante dificultad por montes y ríos. Se considera un deporte de alto riesgo, y hay que llevar vestimenta especial para protegerse de los golpes. No obstante, encuentro que puedo reflejar a Dios en este deporte al sentir libertad y expresar control, armonía de manejo y otras cualidades.
Cada vez que salgo a andar en moto y enfrento algún problema recurro a la oración para ver más de la protección que nos brinda nuestro Padre-Madre. Hace poco, tuve que hacerlo una vez más. Iba por un camino y no alcancé a ver un tronco de unos 7 cm de diámetro que estaba atravesado y al pasar por encima me golpeó con fuerza en la cara, a través del único espacio libre que tiene el casco. De inmediato, me dirigí a Dios en busca de ayuda, como enseña el libro Ciencia y Salud, y pude ver cómo, casi de inmediato, cesó el sangrado que tenía. Esto me permitió terminar el paseo sin más contratiempos, sólo sintiendo que la sensación del gusto la tenía levemente afectada.
Para mí, la curación ya se había logrado, sin embargo, un par de días después se me produjo una parálisis en el lado derecho de la cara. Esto me alarmó bastante, y al verme mi hermana, que es médico, comentó sobre la gravedad del problema. Luego me enteré de que en casos como éste se necesitan terapias y que aunque el proceso de curación puede llevar más de 6 meses, muchas veces no se recupera totalmente el movimiento.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!
