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De la más alta autoridad

Del número de noviembre de 2012 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En el lenguaje jurídico, los pasajes que contienen el término “de la más alta autoridad”, por lo general están relacionados con ordenanzas que rigen los asuntos humanos. Este término le da mayor importancia a un asunto o proceso, y a menudo expedita su implementación. Por ejemplo, todo veredicto emitido por una corte, sólo puede ser revocado por una corte superior. Que algo venga con la recomendación de “la más alta autoridad”, es un deseo que puede que muchos tengan para sus proyectos.

Nuestro hijo experimentó los efectos de la influencia de la “más alta autoridad” cuando estaba en el bachillerato. A Tom le habían asignado la tarea de encontrar un lugar para hacer una pasantía. Le dieron un límite de tiempo para hacerlo. Sin embargo, faltando poco para esa fecha, todavía no lo había conseguido. Como padre, yo le había sugerido que se presentara en este y aquel lugar de trabajo, pero él no había mostrado ningún interés.

Literalmente di un paso atrás y puse a Dios primero como el Padre de mi hijo.

Finalmente, cuando quedaba ya muy poco tiempo, comencé a orar como había aprendido en la Ciencia Cristiana. Primero empecé por analizar el papel que yo tenía como padre. Pero luego, mentalmente di un paso atrás y puse a Dios primero como el Padre de mi hijo. Ese conocimiento de que Dios es la autoridad más elevada debe haber llegado a mi hijo en un sentido práctico, dado que mi confianza en reconocer la unidad eterna de Dios y el hombre como Su idea, fue recompensada con un hecho de lo más sorprendente.

Días antes de entregar su solicitud, mi hijo conoció a un vecino en la calle. Aunque él no lo sabía, esta persona resultó ser uno de los arquitectos más famosos del mundo, a quien muy pronto le darían un premio en la ciudad de Nueva York.

Mi hijo presentó su solicitud y el arquitecto lo envió a la oficina de su secretaria y luego él mismo se hizo cargo del asunto. Poco después, Tom comenzó su pasantía. ¡Nuestro hijo había sido aceptado por quien podría considerarse como alguien de “la más alta autoridad”!

La jurisdicción de Dios es la autoridad más elevada, y podemos recurrir a ella instantánea y directamente. La Biblia nos dice: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo” (Romanos 8:16, 17). Si vemos a una autoridad elevada a la altura de nuestros ojos, ya no nos parece inalcanzable. Cuanto más encontramos a Dios a la altura de nuestros ojos comprendiendo la relación que tenemos con Él, tanto más cerca de nosotros nos parece que está. Lo experimentamos de una forma más tangible, concreta, palpable. Ya no estamos buscando un ser divino que está allá lejos, sino que comprendemos que somos uno con El. Cuando encontramos a Dios de esta manera, podemos redescubrirnos a nosotros mismos como la manifestación de Dios, como la expresión de Dios.

¿Qué significa esto para mí — y para ti — individualmente? Podemos confiar nuestro caso particular, cualquiera sea, a la totalidad y bondad de Dios y ver nuevas formas en que Su bondad se manifiesta en nuestra vida.

Yo pude comprobar esto en otra ocasión, cuando estuve dispuesto a dejar de verme a mí mismo como siempre dependiente de órdenes humanas, y me sometí a la autoridad de Dios.

Me alistaron en el Ejército Alemán para hacer servicio básico, aunque había expresado mi deseo de hacer servicios alternativos como objetor de consciencia. De modo que me encontré en un lugar para el que no me había anotado voluntariamente. Le describí mi situación a un practicista de la Ciencia Cristiana para que orara por mí. Una noche me contó una experiencia similar que había escuchado. Un joven, debido a órdenes militares, debía mantenerse apartado de un asunto que era importante para él. Su oración, que produjo un cambio rotundo en su situación, fue la siguiente: “Dios está por encima del rango más alto del ejército”. Este pensamiento llevó a que se produjera un cambio positivo en su experiencia.

Cuando apliqué el significado de esas palabras a mi situación y reconocí mentalmente que Dios es mi comandante de rango más elevado, todo cambió, incluso fui relevado de mis responsabilidades. Esto ocurrió hace décadas, no obstante, cuando escribí este relato no hace mucho, Alemania acababa de abolir el servicio militar obligatorio, y había formado una fuerza de soldados voluntarios, lo cual creó toda una conmoción. Pero hacía mucho tiempo, yo ya había experimentado esa libertad de elección, que ahora está al alcance de todos. Recuerdo todo esto con mucha gratitud.

Mary Baker Eddy, quien dedicó su vida al descubrimiento y fundación de la Ciencia Cristiana, escribe en una de sus cartas: “Seamos pacientes, Dios gobierna el hoy y el mañana” (Inspiration for life's relationships, p. 112, The Mary Baker Eddy Collection). Cuando nuestros asuntos son gobernados por Dios, la más alta autoridad, podemos tener la certeza de que se llevarán a cabo de la mejor manera. Aplicamos esto al poner en manos de Dios todo lo que somos y hacemos, y reclamamos en oración el poder de Su ley de bondad y justicia para nosotros mismos. Esta oración “...no vuelve a nosotros vacía” (Véase Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 2).

Original en alemán

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