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ENTREVISTA

¿Qué me dice el sentido espiritual?

Del número de noviembre de 2012 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Christian Science Journal


David Haughton ofrece el siguiente mensaje: menos es más. No se trata tanto de buscar una verdad específica para sanar un problema específico, sino más bien de sentirse liberado al ceder a la actividad presente de la Verdad como Mente infinita.

David es británico y recurre a uno de los deportes de su país para hacer una analogía. “Es como el cricket. El jugador del equipo contrario puede poner todo su esfuerzo para lanzarle la pelota al bateador, pero si no afloja levemente sus dedos y deja libre la pelota, esta no puede salir volando para entrar en el wicket [arcos pequeños], y dejar fuera de juego al bateador”.

Cuando conversó conmigo desde su casa en Wiltshire, Inglaterra, David comentó un poco de todo, de lo que es el poder, de sus reflexiones, de lo que escribe en sus notas, y de otros aspectos que se refieren a Dios. Incluso de la libertad que sentimos cuando en nuestra vida hacemos precisamente eso: le pertenecemos a Dios.

David, ¿cuáles son algunas de las ideas más dulces que has estado saboreando últimamente?

Puedo empezar con el pensamiento que me vino cuando recibí tu correo electrónico di-ciéndome que habían acortado mi fecha límite para esta entrevista, porque coincide perfectamente con algunas ideas que he estado atesorando en los últimos meses acerca de la Vida, Dios.

Jesús nunca tuvo una fecha límite, una línea de tiempo, para hacer algo, él sólo conocía una línea de Vida, sin límites. Cuando se enteró de que Lázaro estaba enfermo (véase Juan 11:1–44), esperó dos días antes de ir a verlo. Él sabía que la línea de Vida pura ya estaba establecida en y como Mente infinita única. Cuando iba de camino a sanar a la hija de Jairo (véase Mateo 9:18–25), se encontró con una mujer que padecía de “flujo de sangre desde hacía doce años”. Esa línea de Vida pura ya estaba establecida, y la sanó. Después, con mucha naturalidad, él siguió adelante para sanar a la hija de Jairo.

De pronto percibí que cada artículo del Journal es una línea de Vida para la humanidad. Esto significa que bajo el gobierno y control supremo de la Mente, todo cae en su lugar muy suave y armoniosamente, en el momento correcto.

Entiendo. La expresión “fecha límite” está compuesta por dos palabras que limitan.

Pensar en una línea de Vida, en lugar de una línea de tiempo o fecha límite, fue el resultado directo de lo que he estado pensando desde hace muchos meses. Hace un año, sentí el suave pero firme impulso de comprender más claramente qué es la Vida, Dios, y mi relación con ella. Mary Baker Eddy explica que la “Vida” es un sinónimo de Dios. Podríamos decir que yo tenía el profundo deseo de comprender más plenamente este hecho espiritual.

Entonces empecé a buscar muchas referencias sobre la vida en la Biblia y en los escritos de Mary Baker Eddy, y como todos sabemos, hay muchas. Después de varias semanas, me sentí algo abrumado. Entonces hice lo que acostumbro hacer cuando me siento abrumado. Me detuve y me puse a escuchar lo que el sentido espiritual tenía para decirme, y escuché el mensaje angelical: “Deja de estudiar. Simplemente reflexiona acerca de Dios por un momento”. Para mí esto significaba pensar detenidamente en qué es Dios.

Eso fue lo que hice, y lo que me vino fue muy simple. Razoné que si Dios ha existido siempre, entonces la Vida tiene que haber existido siempre. Y si la Vida, Dios, ha existido siempre, entonces, la Vida, Dios, nunca tuvo un comienzo; la Vida simplemente es. Y si la Vida es y nunca tuvo un comienzo, entonces no es posible que tenga fin. Lo único que es, es la Vida. La Vida infinita.

La próxima pregunta que me hice fue: “Si la Vida nunca tuvo un comienzo y nunca tuvo un fin, ¿cómo se relaciona conmigo?” Con esa pregunta, comprendí categóricamente que no podía haber un mí “mortal”. Esto se debe a que Dios es Espíritu, y yo soy la imagen y semejanza del Espíritu. Cuando realmente percibimos que no somos mortales, nuestro punto de vista cambia por completo. La verdad es que siempre hemos existido con y en la Vida, y somos de la Vida. Estos pensamientos tienen un efecto inmediato en nuestra experiencia diaria.

David, acerca de la necesidad de “reflexionar”. La raíz latina de esta palabra es “sopesar”. Cuando reflexionamos espiritualmente, sopesamos, ¿no es así?, decidimos qué vale la pena contemplar espiritualmente y qué no. Cuando realmente nos tomamos el tiempo para asociarnos con una idea que es preciada para nosotros, los otros pensamientos que no son tan preciados tienden a desaparecer.

Así es. Hace dos meses escribí una nota y la pegué en la pantalla de mi computadora. Dice: “¿Qué me está diciendo el sentido espiritual?” El sentido espiritual se comunica cuando necesitamos reflexionar acerca de algo, y cuando es necesario hacer un estudio más profundo.

¿Entonces un estudio más profundo puede llevarte a hacer una inspirada reflexión?

Definitivamente. Por ejemplo, consideremos esta declaración en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy: “Una idea espiritual no tiene un solo elemento de error, y esta verdad elimina debidamente todo lo que es nocivo” (pág. 463). Muchos de nosotros hemos recibido ayuda, hemos sido sanados, simplemente con esta declaración, y esto es maravilloso. Pero también es muy importante tener en cuenta lo que la Sra. Eddy dice en el contexto de cualesquiera de las declaraciones que ella hace. En este caso, está hablando del parto. Pero cuando uno lee lo que se encuentra alrededor de esta declaración — los párrafos anteriores y posteriores — observa que ella está sacando a luz la idea de la pureza, de ver al hombre como la idea espiritual, el “hijo” de Dios, lo cual transforma el pensamiento. Se refiere a nuestra propia pureza por ser este hijo de Dios, no simplemente cuando se es un “bebé”. Para mí, esto brinda un significado de mucho mayor alcance a lo que ella está transmitiendo.

Yo tenía una paciente que sufría de una condición que la había atormentado durante varios meses. En mi oración fui guiado a contemplar esa declaración, y simplemente atesorar la idea de la pureza del hombre; que el hombre espiritual nunca nace. No es un mortal cambiante o en desarrollo. Es para siempre el hijo de Dios. Me aferré a esto, y la curación completa se produjo en unos días.

Es muy importante tener en cuenta el contexto más amplio. Esto me hace pensar en la Lección Bíblica semanal de la Ciencia Cristiana, en las declaraciones que aparecen de la Biblia y Ciencia y Salud, algunas dé las cuales tal vez las conozcamos bien porque aparecen varias veces al año. Pero es necesario mirar más allá de lo que tenemos delante. Es importante averiguar detenidamente por qué ese pasaje en particular fue incluido en la Lección de esa semana, y también consultar Ciencia y Salud y la Biblia y leer los pasajes que están alrededor de esas declaraciones. ¿Qué está diciendo la Sra. Eddy unos párrafos antes y después? Y cuando Jesús está hablando de algo, ¿qué venía antes? ¿Qué viene después?

¿Puedes darnos el ejemplo de otra declaración en el cual leer los otros párrafos puede ampliar su significado?

Por supuesto. A mí me encanta reflexionar sobre la frase “La herencia no es una ley” (Ciencia y Salud, pág. 178). Al comienzo del párrafo, la Sra. Eddy relaciona esa declaración con la creencia humana de que las condiciones físicas pasan de una generación a otra. Pero si uno lee varios párrafos antes y después, para mí revela que ella está hablando claramente de la creencia básica en la herencia de que el hombre es mortal, que es la mentira principal con la que todos estamos lidiando. La creencia generalizada de que yo soy mortal, tú eres mortal, todos somos mortales.

De modo que en realidad es el sentido espiritual el que nos guía, ya sea que estemos reflexionando sobre una palabra o declaración, o decidamos hacer un estudio más profundo. Recuerdo una época cuando fui guiado a dejar antiguos hábitos. Yo tenía una condición grave en la base de la espina dorsal que me producía mucho dolor. En el curso de dos años, había tenido la ayuda de dos o tres practicistas diferentes. Ocurrió que un día, a las dos de la mañana, el dolor se volvió tan agudo, que me senté en el borde de la cama y le pregunté a Dios qué necesitaba saber para sanar. Al poco rato, dos declaraciones me vinieron al pensamiento. La primera era cuando Jesús le dijo a sus discípulos: “Bogad mar adentro, y echad vuestras redes” (véase Lucas 5:4, 5), y los discípulos respondieron que ellos ya habían “estado trabajando” toda la noche, y no habían pescado nada. Y yo sentí que a mí me había pasado algo similar, que había estado abrumado trabajando, pero ¡no había “pescado” una curación!

El otro pensamiento que me vino era de Ciencia y Salud: “Es nuestra ignorancia de Dios, el Principio divino, lo que produce la aparente discordancia, y el entendimiento correcto de Él restaura la armonía” (pág. 390). Me di cuenta de que necesitaba alcanzar una mejor comprensión de Dios, no simplemente aplicar declaraciones de la verdad al problema. Sentí una gran sensación de paz.

Me acosté nuevamente y me dormí. Por la mañana me desperté sintiéndome mucho mejor. Empecé leyendo la Lección Bíblica semanal, ¡y luego regresé a mis antiguos hábitos! A preguntarme sistemáticamente ¿cómo se aplica esta verdad a la situación? Y a continuación, ¿cómo se aplica esta otra declaración? Pero entonces tuve realmente un llamado de atención. Pensé: ¿Qué estás haciendo? En medio de la noche fuiste guiado a saber lo que necesitas hacer, tener una “comprensión correcta” de Dios. Para mí esta comprensión significa “conocimiento inteligente”. Saber que Dios es Amor y que este amor es infinito, en todo momento.

En muy poco tiempo, no sé exactamente cuánto porque mi pensamiento se había concentrado mucho en Dios, yo estaba totalmente libre de dolor.

A veces la búsqueda de muchas verdades espirituales nos confunde. Para mí es como ir a uno de esos enormes almacenes, donde hay tantas hileras de cosas para elegir que uno se siente abrumado. Pienso que ser demasiado analítico va en contra de la simplicidad de la Ciencia Cristiana. Pensemos en Jesús. Él dio un mensaje muy claro: El Sermón del Monte. Entrar por la puerta estrecha. Creo que es la manera simple de vivir del Cristo.

Ahora veo que el mensaje “¿Qué me está diciendo el sentido espiritual?”, coincide con lo que la Sra. Eddy pregunta en Ciencia y Salud: “¿Son los pensamientos divinos o humanos? Esa es la pregunta importante” (pág. 462).

Y lo que ella dice con esa pregunta, es que el sentido espiritual es algo innato en todos nosotros. Lo que ocurre es que a veces, permitimos que nuestra percepción de la realidad espiritual se oxide, a veces considerablemente, como una pieza de plata. El brillo está siempre en la plata, y lo único que tenemos que hacer para que vuelva a brillar es lustrarla bien.

Hay un pensamiento que me ha resultado sumamente útil cuando lustro la plata de mi pensamiento: “Científicos Cristianos, sed una ley para vosotros mismos para que la malapráctica mental no pueda dañaros ni cuando dormís ni cuando estáis despiertos” (Ciencia y Salud, pág. 442). Pienso que con frecuencia interpretamos que la Sra. Eddy aquí se está refiriendo a alguien que puede que no tenga buenos pensamientos hacia nosotros, o que incluso tenga pensamientos malévolos hacia nosotros. Pero esa declaración aparece al final de un simulacro de la escena en un juicio (véase págs. 430–442), sobre un hombre “acusado” de tener una enfermedad hepática, y el veredicto final a favor del Espíritu: “Inocente”. Yo pienso que la Sra. Eddy nos está dando un mensaje importantísimo: Despierten de la malapráctica que nos impone la creencia del mundo en el pecado, la enfermedad y la muerte; de que somos mortales y morimos.

El sueño de la mortalidad es la malapráctica mental contra la cual debemos lidiar como Científicos Cristianos. En mi práctica he observado que a veces cuando no se produce la curación, un paciente puede guardar, sin darse cuenta, un pensamiento latente como por ejemplo: “Bueno, si la Ciencia Cristiana no funciona, siempre puedo recurrir a la medicina”. Este pensamiento no pertenece al paciente, es la oculta influencia hipnótica de la creencia mortal para que recurramos a su propia creación, la medicina material. Quizás fue un pensamiento latente como aquel contra el cual Jesús tuvo que luchar cuando tuvo que intentar más de una vez sanar al hombre ciego de Betsaida (véase Marcos 8:22-25). Resulta interesante que Jesús haya tenido que sacar al hombre “fuera de la aldea”, o podríamos decir, apartarlo del mesmerismo de la mente mortal, antes de que se produjera la curación.

Cuando nuestra práctica está firmemente basada sobre la roca de la Ciencia divina, la curación es el resultado inevitable. En su Mensaje a La Iglesia Madre para 1901, Mary Baker Eddy dice: “Sólo un fundamento firme en la Verdad puede dar un vuelo sin temor y una recompensa segura” (pág. 2).

Publicado originalmente en el número de Noviembre de 2012 del Christian Science Journal.

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