Cristo Jesús predicó y enseñó mediante dichos y parábolas, y con sencillez afirmó: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Juan 8:32. Muchos se preguntaron ¿qué es la Verdad?, y no ahondaron más. Mientras que otros, más receptivos a esta declaración del Cristo, fueron transformados y sanados instantáneamente.
Siempre me ha impactado la franqueza y claridad con que Mary Baker Eddy expuso su descubrimiento, la Ciencia del Cristianismo, que habría de explicar más claramente las enseñanzas de Cristo Jesús. En su obra Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, ella insiste en que debemos reflexionar y cuestionar lo que nos dicen los sentidos físicos, y percibir, en cambio, todas las cosas con el sentido espiritual.
Ella escribe: “Arrullado por ilusiones estupefacientes, el mundo está dormido en la cuna de la infancia, pasando las horas entre sueños. El sentido material no revela las realidades de la existencia; pero el sentido espiritual eleva la consciencia humana hasta la Verdad eterna”.Ciencia y Salud, pág. 95.
El sentido espiritual nos ayuda a ver nuestra verdadera identidad, la perfección y la vida que reflejamos del Amor divino. Si Dios es Espíritu, entonces todo lo que Él ha creado tiene que ser espiritual. Cambiar nuestra manera de percibir las cosas nos ayuda a reemplazar los objetos que ante nuestra vista parecen materiales e imperfectos, por las ideas del Alma, que son siempre perfectas, armoniosas, buenas y justas.
El esforzarse por ver únicamente al hombre creado a imagen y semejanza de Dios, tiene aplicaciones muy prácticas y ventajosas porque transforma nuestro pensar y nos ayuda a desechar el concepto errado de que el hombre está siempre propenso a sufrir enfermedades, escasez, soledad y fracaso. Entonces, como consecuencia lógica, el temor desaparece y se produce la curación, se resuelven los problemas, nuestra vida cambia para bien. Asimismo, poco a poco percibimos y logramos saber con certeza que la única fuente de vida, la única Mente que ha creado el universo, el único Principio que gobierna la creación armoniosamente, es Dios, el bien.
La Biblia también nos invita a despertar al sentido espiritual y a sacudirnos el polvo de las tradiciones, costumbres y opiniones humanas, espiritualizando nuestro pensamiento, manteniendo siempre presente que todos somos los hijos amados y perfectos de Dios que es el Amor mismo.
En este número del Heraldo se ven claros los resultados de lo que el sentido espiritual trae a nuestra vida, y esto se aprecia en las curaciones de un quiste en el pecho, de dolor de espalda, y en cómo el recurrir al Amor divino en oración demuestra que Dios es nuestra única fuente infalible de provisión.
Además, un colaborador habla del amor de Jesús y cómo su pureza y simplicidad de corazón le permitió sanar a los enfermos y demostrar que el amor que proviene de Dios sana y transforma. Otra autora escribe sobre la importancia de ver la realidad espiritual y de esa manera no ser afectados por los sucesos humanos.
Confiamos en que estas ideas te ayudarán querido lector, a cambiar tu perspectiva de la vida y a percibir el reino de los cielos que ya está aquí presente.
Con gran afecto,