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Veamos la verdadera interacción

Del número de marzo de 2012 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

The Christian Science Journal


El pensamiento finalmente será comprendido y visto en toda forma, sustancia y color, pero sin acompañamientos materiales. — Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 310

En diseño y arquitectura, la percepción cumple una función sumamente importante. Esto es muy cierto respecto a los colores, porque nuestra percepción de los colores — y todo material de construcción tiene color — se basa en la interacción que tienen entre sí, y con el ambiente más amplio que los rodea.

Interacción de colores

Cuando miramos los colores y estos interactúan con otros colores y otros elementos visuales, obtenemos impresiones personales. Nuestras impresiones dependen de nuestro nivel de educación acerca de la percepción de colores, y en qué medida hemos sido condicionados a ver el color. No obstante, lo que cualquiera de nosotros ve personalmente cuando mira un color que está rodeado por otros colores, no es la realidad. Nadie ve realmente el verdadero color. Lo que vemos es más bien una impresión del verdadero color, una “realidad” que se presenta a nuestro sentido humano de la vista.

Josef Albers, famoso artista alemán de pintura abstracta del siglo XX, y profesor de la Escuela Bauhaus, quien emigró a los Estados Unidos en 1933, escribió una obra clásica sobre el color en 1963, Interacción del color. En dicho libro, dice que todo color es interactivo, de manera que la forma en que vemos un color dado depende de los colores que lo rodean, lo que hace que nuestra percepción del color sea relativa, no absoluta. Albers ofrece buenos ejemplos en una serie de pinturas muy famosas que él llamó “Homenaje al Cuadrado”. En esta meticulosa secuencia de estudios, iniciada en 1949, Albers explora las interacciones cromáticas de cuadrados coloreados arreglados concéntricamente. Demostró que el mismo cuadrado de un cierto color colocado frente a distintos fondos produce impresiones totalmente diferentes al observador. El cuadrado es del mismo color en las diversas pinturas, pero la interacción óptica entre el fondo y el cuadrado produce en los ojos del observador la impresión de que el cuadrado es de diferente color en cada una de ellas.

De modo que todos los que miran las pinturas del cuadrado de color constante de Albers recibe una diversidad de sensaciones, pero la realidad — el verdadero e inalterable color del cuadrado — es, no obstante, absoluta.

¡Lo que vemos es lo que obtenemos!

La teoría del color enseña una buena lección espiritual: ¡Lo que vemos es lo que obtenemos! De modo que es importante ver la realidad genuina, no una impresión de la realidad. La verdadero percepción es importante no sólo en la interacción de colores en el arte, sino también en nuestra interacción con otras personas en nuestra vida diaria. Pero como nos muestra la Ciencia Cristiana, no tenemos por qué ser víctimas indefensas de percepciones humanas que no son reales, ni de sus efectos, a veces insalubres o discordantes. La Ciencia Cristiana nos ofrece una base para la percepción espiritual que eleva nuestro punto de vista por encima de las falses sensaciones y conflictos que nuestra “educación” humana pueda a veces presentar. Nos enseña la interacción armoniosa de ideas, y nos muestra que nuestras relaciones humanas interpersonales son el resultado de una comprensión correcta de la realidad espiritual. Mary Baker Eddy percibió que la realidad absoluta no está basada en los sistemas educativos humanos, en impresiones personales, ni en tradiciones culturales, sino que su fundamento espiritual está en Dios.

Dios es Mente, y nosotros somos ideas espirituales de la Mente, de manera que expresamos razón e inteligencia. Comprender que esto es verdad nos lleva naturalmente a que experimentemos más razón e inteligencia. Nuestra percepción espiritual de la realidad nos ayuda a vivir más de acuerdo con la Verdad, el Amor y el Principio, y a no ser engañados por un trasfondo humano de infelicidad y problemas. Este desarrollo hace que mejore nuestra interacción con los demás porque nuestra experiencia humana es la expresión visible de nuestro pensamiento.

La Biblia y Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, revela el reino de Dios, el reino de la Verdad y el Amor. Cuanto más estudiamos estos dos libros, tanto más agudizamos nuestra percepción espiritual de ese reino, así como nuestra percepción espiritual de nuestro lugar en dicho reino, como el reflejo perfecto de Dios. No obstante, el progreso continuo — que envuelve más curación y armonía en nuestras vidas — requiere receptividad espiritual y que ahondemos en el propósito sanador de Cristo Jesús y la importante revelación de la Sra. Eddy.

La Biblia nos muestra que Cristo Jesús, a través de su vida y obra, comprendió totalmente su propia naturaleza verdadera — y la verdadera naturaleza de los demás — como hijo de Dios. Jesús tenía por fundamento la percepción espiritual de la realidad, que Eddy reveló en su descubrimiento de la Ciencia Cristiana. Y dicha percepción fue lo que le permitió a Jesús sanar. Entonces si deseamos sanar y ser sanados, nuestro fundamento espiritual tiene que ser también la verdadera percepción espiritual. A Jesús no lo engañaba el aparente caos del cuadro mortal ni el engañoso trasfondo de la experiencia humana, y enseñó que todos tenemos la habilidad espiritual innata de no ser engañados, sino de ver, en cambio, la realidad del poder y la presencia de Dios y experimentar esta realidad. Jesús predicó y demostró la realidad del bien siempre presente — el reino del Amor — independiente del ambiente mortal o de las opiniones humanas.

La Ciencia Cristiana profundiza la práctica y las enseñanzas de Jesús, instándonos a adoptar el punto de vista espiritual y absoluto. Este punto de vista nos ayuda a filtrar la información de fondo que se centra en la materialidad, o las impresiones que tratan de influenciarnos, y nos lleva por un camino bueno y saludable en la vida.

Interacción de ideas

Debido a la interacción de los colores, cuando se pone un cuadrado amarillo frente a una pared azul y un cuadrado amarillo idéntico frente a una pared roja, los dos cuadrados amarillos se ven diferentes. Sin embargo, las paredes azul y roja no pueden cambiar la verdadera identidad del amarillo. Sólo pueden afectar la impresión que uno tiene del amarillo. El verdadero amarillo permanece inalterado, intacto.

Así como los colores interactúan armoniosamente sin perder su verdadera identidad, también las ideas de Dios interactúan armoniosamente sin perder su verdadera identidad. Científicamente hablando, por ser ideas del Amor — por ser ideas de la Mente, por ser expresiones coloridas del Alma — nosotros no podemos hacernos daño los unos a los otros. La interacción que tenemos como ideas sólo puede ser pacífica, atenta y constructiva. Nuestra inconfundible identidad espiritual sólo puede combinarse con la identidad espiritual inconfundible de otros y crear un hermoso cuadro de bienestar y armonía. Esta interacción no puede ser afectada por las impresiones mortales y falsas. La interacción que tenemos los unos con los otros está basada en la Verdad, gobernada por la Mente, el Principio y el Amor. La escena humana y el trasfondo no pueden cambiar la realidad espiritual ni hacernos daño. De modo que, si prestamos atención, ciertamente oiremos a Dios dándonos los pensamientos que nos ayudarán a nosotros y a nuestros congéneres, hombres y mujeres.

La percepción espiritual sana

Hace algunos años, tuve una experiencia muy especial sobre la interacción. Estaba realizando un trabajo de arquitectura para una iglesia filial de la Ciencia Cristiana, y yo sabía que uno de mis compañeros de trabajo estaba con problemas, por lo que no me sorprendió no saber nada de él en 10 días. Pero una tarde, iba yo de camino a una reunión con un amigo que es cliente mío, y me preguntó sobre mi compañero de trabajo, y en ese momento recibí una llamada de él en mi celular. Su voz era muy extraña, y en el fondo podía oír ruido de máquinas. Ahora, él estaba realmente en problemas. Sólo me pudo decir que estaba en una unidad de cuidados intensivos, y no sabía qué había ocurrido. Yo me imaginé que había tenido un accidente con la bicicleta. Le pregunté si quería que fuera inmediatamente, pero no me contestó. Le aseguré que me mantendría en contacto con él. En ese momento me sentí perturbada, pero muy pronto me di cuenta de que me había llamado pidiendo ayuda. Dos horas más tarde, iba sola en el auto, manejando durante la hora pico, cuando me vino un pensamiento muy claro: “Mi compañero de trabajo es el hijo perfecto de Dios, refleja perfección".

Mi amigo, que no es Científico Cristiano, no me había pedido específicamente que orara por él, pero yo sabía que la mejor manera de respetarlo y responder a su implícito pedido de ayuda, así como obtener mi propia estabilidad espiritual, era orar de la manera simple que sabía hacerlo. De modo que me mantuve con ese pensamiento claro acerca de su perfección espiritual.

Como aprendí en la Ciencia Cristiana, mi comprensión del ser perfecto y real de mi compañero — mi percepción espiritual de él y su situación — hizo que pudiera concentrarme en la realidad. En lugar de verlo equivocadamente como una víctima indefensa de las condiciones materiales basadas en leyes médicas, percibí lo que era absolutamente cierto acerca de él. Estaba viendo más allá de las impresiones cambiantes, la interacción real, entre Dios y Su reflejo.

Esa tarde, mi compañero de trabajo estuvo bien, y el hospital le dio el alta al día siguiente. Me invitó a cenar esa noche y me explicó lo que había ocurrido. Se veía tan bien que parecía que acababa de regresar de vacaciones. Me contó que había tenido un accidente con la bicicleta, y que cuando estaba en cuidados intensivos lo único que podía mover eran los dedos, pero al llegar la noche, se sintió bien. El hospital hizo todas las pruebas posibles, pero no lograron encontrar nada malo, aunque el día anterior la situación parecía ser grave. Ni siquiera tenía magulladuras.

Para él era un milagro. No obstante, le comenté sobre el claro pensamiento que había tenido acerca de su perfección espiritual, de modo que yo atribuía naturalmente su recuperación al poder de la Verdad. En otra ocasión que él no se sentía bien, me pidió ayuda. Me llamó un viernes por la noche, y para el domingo se encontraba bien. Pienso que poco a poco está percibiendo qué es la Ciencia Cristiana y cómo lo puede ayudar.

La experiencia con mi compañero de trabajo me hizo pensar que en la vida diaria hay situaciones mucho más complejas y exigentes que los experimentos con colores. Pero por más desafiante o amenazante que sea la situación que enfrentemos, podemos tener la certeza de que la realidad espiritual y absoluta de nuestro ser siempre se mantiene intacta, porque no puede ser tocada por la tal llamada realidad o ambiente aparentemente tormentoso. La receptividad espiritual que Dios nos ha dado nos equipa para percibir el hecho fundamental de que Dios es el Principio, la Mente, y que por ser el reflejo del Principio y de la Mente, estamos bajo el cuidado constante del control y la sabiduría de Dios. De manera que es posible permanecer inalterados y no ser afectados por los trasfondos de sucesos humanos. Somos los hijos amados y cuidados de Dios. Y esto abarca a todos Sus hijos e hijas, a todas Sus ideas.

Publicado originalmente en
The Christian Science Journal

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