Cuando estudiaba en la universidad, Judy Wolff fue testigo de una asombrosa curación en la Ciencia Cristiana que tuvo su mamá, estando en las últimas etapas de una enfermedad pulmonar que la había afectado intermitentemente desde su niñez. Esa curación inspiró a Judy a conocer mejor servir a Dios. En 1997, se anunció como practicista de la Ciencia Cristiana para ayudar a otros, de la misma manera que un practicista había ayudado a su mamá.
En 2003, Judy se graduó de maestra de Ciencia Cristiana, y durante los últimos cinco años también se ha desempeñado como Fideicomisaria de La Sociedad Editora de la Ciencia Cristiana. Ahora vive con su esposo Russ, en Arlington, Virginia, un suburbio de la ciudad de Washington.
Cuando le pregunté sobre qué le gustaría hablar, ella me dijo: “Recientemente he estado pensando que la verdadera comprensión del significado de los conceptos mortal, humano divino, ayuda a dar un tratamiento científico eficaz”.
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