Cuando empecé a estudiar la Ciencia Cristiana, estaba en los primeros meses de embarazo de mi primer hijo, y el diagnóstico médico mostró que el embarazo no se estaba desarrollando de manera normal porque había un problema en la placenta que impedía que el bebé fuera alimentado correctamente.
Ante este diagnóstico, el doctor decidió esperar 15 días, y si el problema persistía, sería necesario hacer un aborto. De acuerdo con el médico, este era el procedimiento normal en estos casos.
Me entristeció mucho este diagnóstico. Yo no estaba dispuesta de ninguna manera a hacerme un aborto.
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