Alegría, esperanza, empuje, renovación. Casi todos tenemos estos sentimientos cada vez que se inicia un nuevo año. Muchos incluso tenemos la determinación de cambiar ciertos hábitos, de reformarnos, de estudiar, de trabajar, de hacer un cambio rotundo, de darle propósito a nuestra vida.
Cristo Jesús también les hablaba a sus discípulos de esta renovación, pero desde una perspectiva diferente. Él decía que para lograrlo debemos buscar primero el reino de Dios, donde reina la justicia, y que después todo lo que podamos necesitar se manifestará naturalmente. (Mateo 6:33).
Entiendo que Jesús nos estaba exhortando a saber quiénes somos, a preguntarnos ¿dónde está el reino de Dios y su justicia? A descubrir que es el reino de la armonía donde la Mente infinita gobierna, infalible, eterna y omnipotente, donde la creación de Dios, incluso el hombre, expresa la perfección, la paz y la sabiduría de su Creador. A percibir que el reino de Dios, en definitiva, está dentro de nosotros mismos,
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