Mi primer contacto con la Ciencia Cristiana ocurrió estando yo de novia con quien ahora es mi esposo. Él había concurrido desde muy niño a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Viendo las necesidades que yo tenía, él me dio un ejemplar del libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy.
Yo tenía una gran resistencia a todo lo que fuera espiritual y las discusiones que tenía con él eran precisamente porque él asistía a la iglesia. Pero una noche, procurando que nadie me viera, tomé el libro, comencé a leerlo, y me di cuenta de que era irresistible. Comencé leyendo el capítulo de la oración que concluye con el Padre Nuestro, incluso con el sentido espiritual que le dio la Sra. Eddy. Aunque no lo comprendía bien sentí una gran atracción por esta oración.
Tomé el libro y me di cuenta de que era irresistible.
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