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En el lugar perfecto

Del número de agosto de 2013 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Original en alemán

La experiencia de Malvin fue descrita por primera vez en el Christian Science Sentinel del 16 de abril de 2012.


Había asistido a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana desde que tenía cuatro años, y ya había tenido varias curaciones mediante la aplicación de esta Ciencia. Vivo con mi madre en Frankfurt am Main.

Hace tres años, cuando estaba en noveno grado, nos informaron en la escuela que debíamos hacer una pasantía de tres semanas en una compañía o negocio. Para poder encontrar un buen lugar, nos habían pedido que comenzáramos a escribir solicitudes un año antes. Yo les había escrito a varias compañías que me interesaban, pero todas mis solicitudes fueron ignoradas o denegadas. Me sentía muy decepcionado porque estudio mucho y pensaba que mis solicitudes eran buenas. Todos mis amigos habían encontrado un lugar en muy poco tiempo. 

Se suponía que cada estudiante debía encontrar una pasantía antes de las vacaciones de otoño. Yo continué enviando solicitudes, pero el día antes de que comenzaran las vacaciones, yo era el único estudiante de mi clase que no tenía una. Para los estudiantes que no encontraran un lugar, la escuela ofrecía la alternativa de trabajar en panaderías, carnicerías y lugares similares. Pero como este tipo de trabajo a mí no me interesaba, y no quería pasar las tres semanas de mi pasantía en una carnicería o panadería, esta no era una opción para mí. Todos mis amigos habían encontrado pasantías en las áreas que les interesaban.  

La situación me parecía realmente injusta, y ya me había dado casi por vencido. Un día en la clase, mi maestra nos preguntó quién había encontrado un lugar donde hacer la pasantía, y todos, excepto yo, levantaron la mano. Intenté decirle que había presentado unas 20 solicitudes, pero no creo que me haya creído. 

Durante las vacaciones fui a visitar a mi abuela, y ella me sugirió que oráramos y pidiéramos ayuda a un practicista de la Ciencia Cristiana. Así que le escribí un correo electrónico a un practicista explicándole la situación. Poco después, él me contestó y prometió orar por mí.

Podía escuchar la dirección de Dios, puesto que Él estaba dirigiendo mi camino

Mi abuela y yo también oramos juntos. Ella me dijo que ante los ojos de Dios, todos somos iguales y nadie es un privilegiado. Como escribió Mary Baker Eddy en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras:  “El Amor es imparcial y universal en su adaptación y en sus concesiones” (pág. 13). Juntos leímos de la Biblia y de Ciencia y Salud que todos los hijos de Dios son creados iguales, y se les ha dado acceso ilimitado al amor y al cuidado de Dios. Pensar en esto me alentó mucho.

Hubo un pasaje de la Biblia que me llamó la atención: “Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos” (Isaías 45:13). La verdad es que no veía el momento de comenzar mi pasantía, porque tenía la esperanza de pasar esas tres semanas en una compañía interesante, aprendiendo mucho sobre el mundo laboral. Estas palabras me dieron la certeza de que podía escuchar la dirección de Dios, puesto que Él estaba dirigiendo mi camino.

Pocos días antes, le había pedido al padre de un amigo si podía encontrar un lugar para mí en la compañía donde trabaja. Lo intentó, pero no había encontrado nada. No obstante, me prometió intentarlo nuevamente. Pocas horas después de enviar el e-mail al practicista y empezar a orar con mi abuela, mi madre me avisó que el padre de mi amigo había encontrado un lugar para mí en su compañía. 

La pasantía era en un laboratorio en el departamento de control de calidad. Me permitieron hacer algunos experimentos interesantes, y aprendí mucho sobre biología, lo cual me dio una ventaja en mis lecciones de biología en la escuela. La compañía no quedaba lejos de donde vivo, así que podía ir con mi bicicleta todas las mañanas. Muchos de mis amigos llegaban de regreso tarde por la noche, pero yo volvía a casa temprano lo cual me daba cierto tiempo libre. Después de unos días, casi me trataban como un asistente en la compañía, y yo realmente pude ayudar a los empleados en su labor. Mis compañeros de trabajo eran muy agradables y pasé buenos momentos allí. Al término de la pasantía, tuve que escribir un informe de diez páginas sobre la experiencia, y la maestra me puso un 10. 

Esta estupenda experiencia me demostró que con Dios nada es imposible. Él proporciona el lugar correcto para cada uno de Sus hijos. Como dice la Biblia: “Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay nada que hayas planeado que sea demasiado difícil para ti” (Job 42:2, de acuerdo con la Biblia alemana NeueLuther Bibel). Fue maravilloso ver que podemos aplicar la Ciencia Cristiana a cualquier problema de la vida, incluso en situaciones como estas. También me siento agradecido por mi abuela porque ella tiene mucha experiencia en la Ciencia Cristiana y siempre está dispuesta a ayudarme, a contestar mis preguntas y a enseñarme más acerca de la Ciencia Cristiana. 

Esta experiencia definitivamente fortaleció mi confianza en el amor y la protección de Dios. 


Soy la abuela de Malvin. Cuando me enteré de que él era el único alumno de su clase que no había encontrado una pasantía, al principio me sentí disgustada y me enojé. Sentí que la situación era muy injusta porque Malvin es muy buen estudiante. Pero pronto me di cuenta de que el enojo no sana nada, y me volví a Dios en oración. Recordé que Mary Baker Eddy escribió en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud: “El Amor es imparcial y universal en su adaptación y en sus concesiones” (pág. 13).

Debo mencionar que todos los alumnos tenían que enviar una foto junto con la solicitud. Mi nieto se veía un poco diferente que sus compañeros de clase: él es en parte africano y en aquel tiempo tenía un corte de pelo muy inusual. Pensé que tal vez las personas estaban teniendo prejuicios al ver su fotografía. Pero esta declaración de que el “Amor es imparcial y universal” indica muy claramente que Dios ama a todos Sus hijos por igual, cualquiera sea el color de su piel o cómo sea su cabello. 

Compartí estas ideas con Malvin, y nos regocijamos en el hecho de que nuestro Padre-Madre Dios celestial nos ama y cuida a todos. Me sentí muy agradecida cuando me enteré de la interesante pasantía que pudo realizar después que oramos juntos. Estamos muy agradecidos porque la Ciencia Cristiana puede aplicarse a cualquier problema. 

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