“¡Año Nuevo, vida nueva!”, exclaman muchos cuando comienza el año. Parece como que en pocos días hemos renovado nuestras energías y no vemos el momento de embarcarnos en una nueva aventura, ya sea, cambiar nuestros hábitos, aprender a manejar la nueva tecnología (con alegría, no como si no tuviéramos otro remedio), y lograr el progreso que tanto anhelamos.
¿Qué pasaría si en lugar de esperar tan ansiosamente el inicio de un nuevo año para renovarnos, nos diéramos cuenta de que cada vez que nos apoyamos en Dios es el amanecer de un nuevo día “lleno de bendiciones” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. vii).
Es muy importante la actitud con que enfrentamos nuestras actividades diarias, porque cambia totalmente nuestra perspectiva de todo lo que vemos o tenemos que resolver. Si tan solo ajustáramos un poco nuestro enfoque, en lugar de ver siempre las cosas desde una perspectiva negativa o fatídica, veríamos que en realidad estamos rodeados de expresiones maravillosas del Amor divino.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!