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La aventura del Amor

Del número de enero de 2014 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


“¡Año Nuevo, vida nueva!”, exclaman muchos cuando comienza el año. Parece como que en pocos días hemos renovado nuestras energías y no vemos el momento de embarcarnos en una nueva aventura, ya sea, cambiar nuestros hábitos, aprender a manejar la nueva tecnología (con alegría, no como si no tuviéramos otro remedio), y lograr el progreso que tanto anhelamos.

¿Qué pasaría si en lugar de esperar tan ansiosamente el inicio de un nuevo año para renovarnos, nos diéramos cuenta de que cada vez que nos apoyamos en Dios es el amanecer de un nuevo día “lleno de bendiciones” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. vii). 

Es muy importante la actitud con que enfrentamos nuestras actividades diarias, porque cambia totalmente nuestra perspectiva de todo lo que vemos o tenemos que resolver. Si tan solo ajustáramos un poco nuestro enfoque, en lugar de ver siempre las cosas desde una perspectiva negativa o fatídica, veríamos que en realidad estamos rodeados de expresiones maravillosas del Amor divino. 

Mary Baker Eddy escribe: “Vivimos en una era en que la divina aventura del Amor es Todo-en-todo” (La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, pág. 158). Siento que nos está diciendo que siempre que expresamos cualidades espirituales como afecto, orden y alegría, estamos expresando a Dios, es más, lo estamos glorificando. 

Todo lo bueno y bello que vemos a nuestro alrededor es una manifestación de la Mente infinita, pues ha sido ideado, realizado o fabricado como resultado de la inspiración, la creatividad y la inteligencia que reflejamos de la Mente divina. 

Cuando reconocemos que Dios es la Vida, la Verdad y el Amor Mismos, presente con nosotros en nuestro diario vivir, nuestra experiencia se transforma, y es cada día mejor.

Al contemplar el día desde una perspectiva espiritual, comprobamos que la vida es realmente el constante desenvolvimiento del Amor. Es la constante revelación en la consciencia humana de la Vida eterna, de todo el bien que Dios tiene preparado para Sus hijos. Como resultado de este discernimiento espiritual, podremos ver más progreso, comprender nuestra identidad espiritual, y estar conscientes del bien que se está manifestando para bendecir a la humanidad por toda la eternidad. 

“Este es el día que hizo Dios, ¡sé feliz, da gracias, recocíjate!” (Himnario de la Ciencia Cristiana N° 342, según versión en inglés).


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