Antes de conocer la Ciencia Cristiana, yo tenía un carácter muy irritable y reaccionaba con facilidad. Además, vivía siempre nerviosa y deprimida, con temor incluso de salir a la calle. Cuando mi esposo e hijo no estaban en casa, me sentía sola y lloraba. Me venían recuerdos tristes y pensamientos negativos que me provocaban temor. Dos de mis hermanos habían fallecido y yo sentía mucha nostalgia de los momentos que habíamos pasado juntos.
Mi hermana era estudiante de la Ciencia Cristiana y siempre me hablaba de Dios. Un día me regaló el libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, pero no comencé a leerlo enseguida. No fue sino hasta que me di cuenta de que no lograba salir de la depresión y vi la necesidad de profundizar mi conocimiento espiritual, que lo abrí y comencé a leerlo.
Las ideas del libro, por ejemplo el concepto de que Dios es nuestro Padre-Madre, nuestra guía y fuerza, y está a nuestro lado en todo momento, produjo un cambio rotundo en mi vida. Antes yo pensaba en Él sólo en momentos difíciles y creía que debía aceptar el sufrimiento.
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