Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Curación de quemadura

Del número de diciembre de 2014 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Original en francés


Estoy muy agradecido a la Ciencia Cristiana por las bendiciones que me brinda con tanta frecuencia. Es un tesoro que tengo a mi alcance todos los días.

Una noche, hace un tiempo, mi esposa me trajo un té en una taza de vidrio. Ella había puesto el agua demasiado tiempo en el horno de microondas. La taza estaba extremadamente caliente, así que tuve que ponerla muy rápido en la mesita que estaba junto a mí. En el apuro, apoyé la taza fuera de equilibrio y la taza se volcó y el agua caliente me cayó sobre la pierna. Rápidamente me quité los pantalones livianos que llevaba puestos, y noté que la pierna mostraba evidencias de una quemadura y me dolía mucho al tocarla. 

Esa misma tarde, durante una reunión en mi iglesia, les había contado a los participantes acerca de una curación que había tenido a través de la oración. Por lo tanto, yo sabía que podía apoyarme en las ideas espirituales que me habían inspirado antes para encontrar una solución a la situación que enfrentaba.

Un accidente, por más impresionante que parezca, no tiene consecuencia alguna en mi vida, porque no se origina en Dios.

Me tomé un tiempo para orar solo, para comprender mejor que una quemadura no formaba parte del universo de Dios o de mi identidad espiritual. Un accidente, por más impresionante que parezca, no tenía ninguna consecuencia en mi vida, puesto que, en realidad, no tenía su origen en Dios, la verdadera fuente de mi ser. Es más, la torpeza no tenía lugar alguno en el reino de Dios. “La declaración científica del ser”, que se encuentra en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy (véase pág. 468), me ayudó a centrar mi pensamiento en la realidad espiritual, y a abandonar rápidamente toda tentación de creer que la vida tiene una naturaleza material y frágil. Oré en particular con el comienzo de esa declaración, que dice: “No hay vida, verdad, inteligencia ni sustancia en la materia. Todo es la Mente infinita y su manifestación infinita…” Esto me consoló con el pensamiento de que solo la realidad de la armonía existe. Entonces me sentí totalmente separado de cualquier sugestión que dijera lo contrario. Estaba consciente de que el dolor no me pertenecía. Muy pronto recuperé la tranquilidad, la paz y la confianza, y permití que estas gobernaran mis pensamientos. 

Poco después, me fui a la cama con la profunda certeza de que el mal jamás me había tocado, y también con una profunda gratitud a Dios, el Todo–en–todo y mi único creador. Me sentí totalmente a salvo y lleno de confianza. Agradecí por los dones perfectos que uno recibe mediante la Ciencia Cristiana, y las infinitas posibilidades que esta Ciencia abre para todos.  

A la mañana siguiente me desperté sin dolor y sin rastro alguno del problema, sintiendo una profunda gratitud por esa clara demostración de armonía, y por el magnífico descubrimiento que la Sra. Eddy ha dado a todo el mundo.

Jean-Pierre Sermet, Peseux (Neuchâtel)

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / diciembre de 2014

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.