Muchos científicos y ecologistas, insisten en señalar las consecuencias del “calentamiento global”. Hacen todo lo posible para que tomemos consciencia de nuestra responsabilidad, y los cambios que debemos hacer en nuestra vida diaria para contribuir a reducir el llamado “efecto invernadero”, responsable, en parte, de muchos de los desastres naturales que suceden alrededor del mundo.
Si bien, no hay duda de que debemos cambiar nuestras costumbres y cuidar el ambiente en que vivimos, es bueno, así mismo, tomar consciencia de que el estado mental individual también puede contribuir a que se produzcan esas destructivas condiciones climáticas.
El odio, la envidia, el resentimiento, la lujuria, el fanatismo, la ambición desmedida por poder y dinero, envenenan el pensamiento, exacerban los ánimos, y ¡hacen que los individuos bajen la guardia! Es decir que, al ser arrastrados por esas pasiones, dejan de pensar con amor, inteligencia y sabiduría.
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