En general, el concepto de recibir una herencia se asocia con beneficios materiales y abundancia, incluso con valores y derechos humanos. Sin embargo, también puede sugerir herencias dañinas, problemas económicos insolubles y complicados desafíos.
La Biblia y Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, ofrecen una base muy eficaz sobre la cual pensar segura y correctamente sobre este tema. Lo primero que nos presentan es nuestra relación con Dios, el bien. Aprendemos que en el Espíritu “vivimos, y nos movemos, y somos;… porque linaje suyo somos” (Hechos 17:28). Por lo tanto, es a Dios mismo a quien debemos buscar, para descubrir qué recibimos de la Divinidad por ser Sus hijos. De hecho, nuestra verdadera herencia son ideas espirituales, que nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos, porque todos expresamos, en nuestra identidad real, a Dios y Su bondad espiritual, y esta herencia continuará manifestándose eternamente.
Cuando oramos para comprender nuestra abundante herencia de ideas espirituales, nuestra sinceridad y amor a Dios son sumamente importantes. No podemos pretender amar a Dios, cuando realmente solo lo buscamos para nuestro propio beneficio. Necesitamos tener el sincero y profundo anhelo de saber más acerca de Él, de adorarlo, de ser Su imagen y semejanza y glorificarlo.
Las veces que he orado para comprender mejor a Dios y nuestra relación con Él, me ha resultado útil reflexionar acerca de los atributos de Dios, como son “la justicia, la misericordia, la sabiduría, la bondad” (Ciencia y Salud, pág. 465), y aplicarlos en mi vida diaria. Esta búsqueda espiritual para descubrir el grandioso bien que recibimos de Dios por ser Sus hijos amados, produce en nosotros un sentimiento de gran alegría, protección, seguridad y realización.
Un padre terrenal es capaz de hacer grandes sacrificios para dejar a sus hijos un patrimonio que les asegure su bienestar y felicidad. Y, nuestro Padre celestial, ya tiene disponible Su herencia de conocimientos, cualidades y habilidades espirituales que, cuando se comprenden, nos permiten llevar una vida feliz y productiva, a través del normal cumplimiento de Su ley divina, y a medida que nos esforzamos por conocerlo y aceptarlo en nuestro corazón.
El poder del Amor divino nos libera de las creencias limitantes más arraigadas presentes en la consciencia humana colectiva e individual.
Cuando aceptamos nuestra filiación con Dios, percibimos nuestra herencia divina aún cuando no hayamos alcanzado más que una vislumbre de ella, y vemos al Amor divino cada vez más en acción en nuestro pensamiento y vida. El poder del Amor nos libera de las creencias limitantes más arraigadas presentes en la consciencia humana colectiva e individual. Nos ayuda a superar todos los obstáculos que derivan de las herencias humanas engañosas, que se manifiestan en relaciones difíciles, injusticias, desigualdades sociales y la violencia que producen, entre otras.
A diferencia de la herencia meramente humana, que no tiene base alguna en la realidad divina y, por lo tanto, no puede perdurar o satisfacer verdaderamente, la herencia espiritual se extiende por toda la eternidad, abarcando a todos los hijos de Dios. La comprensión de la herencia espiritual del hombre contribuye a hacer del mundo un lugar mejor, a medida que aprendemos a distinguir entre la herencia que se agota por completo, o que puede ser dañina, y la herencia de bien, libre de daño o problema alguno. Nuestra verdadera herencia bendice y está fácilmente al alcance de todos, a medida que rechazamos las falsas creencias materiales de una vida condenada por el pecado, la enfermedad y la muerte, y llegamos a percibir la armonía y la vida perfecta en el Espíritu.
Somos liberados de la falsa ley de la herencia material, incluso de la enfermedad y de malos rasgos de carácter, a medida que vamos comprendiendo nuestra identidad espiritual. Para comprender y demostrar los buenos atributos que realmente poseemos de Dios, es importante protestar mentalmente contra toda creencia errónea o sugestión mental agresiva, declarando la verdad espiritual que denuncia la mentira de la herencia material. Ciencia y Salud afirma: “Desecha todas las nociones acerca de los pulmones, los tubérculos, la tisis hereditaria, o las enfermedades originadas por cualquier circunstancia, y encontrarás que la mente mortal, cuando es instruida por la Verdad, cede al poder divino, que conduce el cuerpo hacia la salud” (pág. 425–426).
Mary Baker Eddy proporciona en la Ciencia Cristiana ideas útiles, prácticas e inspiradoras que podemos descubrir y probar para nosotros mismos, al ir demostrando nuestra herencia espiritual. A medida que comprendemos más claramente que somos uno con nuestro Padre–Madre Dios, percibimos que nuestra verdadera herencia es la Verdad, la Vida y el Amor. Nuestro Padre celestial nos ha preparado una herencia maravillosa, eterna, llena de recursos inagotables, que está al alcance de todos.
“¡Qué gloriosa herencia se nos da mediante la comprensión del Amor omnipresente! Más no podemos pedir; más no podemos desear; más no podemos tener. Esta dulce seguridad es el ‘Calla, enmudece’ para todo temor humano, para el sufrimiento de toda clase” (Escritos Misceláneos 1883–1896, pág. 307).
