El relato bíblico que cuenta la historia de José es uno de mis favoritos. Enseña que no importa cuán mal parezcan las cosas, cuando uno mantiene su confianza en Dios, todo se resuelve para bien.
José enfrentó muchas injusticias. Primero, por envidia, sus hermanos lo arrojaron a un pozo y lo vendieron como esclavo. Luego fue llevado a Egipto donde lo compró un oficial de Faraón. Debido a una mentira de la esposa de su amo, lo encarcelaron injustamente. No obstante, José mantuvo su confianza en Dios, y progresó aun dentro de la cárcel, hasta que finalmente fue liberado por ser el único que pudo interpretar un sueño que había tenido Faraón. Llegó a convertirse en el segundo hombre más importante de Egipto. Su sabiduría bendijo a muchas personas, incluso a sus hermanos que lo habían traicionado (véase Génesis caps. 37 al 47).
José confiaba en Dios, y sabía que tenía preparado un plan para él, que nada ni nadie podía impedir que se cumpliera, si ponía su confianza en el Amor divino.
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