La Ciencia Cristiana me ha demostrado que es sumamente importante aprender a orar. La oración no consiste en repetir palabras, sino en sinceras afirmaciones de la verdad acerca de Dios y el hombre. Cristo Jesús dijo: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Él señaló que somos verdaderamente sus discípulos si aprendemos a aplicar esta verdad.
Verdad es uno de los siete sinónimos de Dios que Mary Baker Eddy recogió de su estudio de la Biblia y que compartió en su libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras. Ella escribe que Dios es Mente, Espíritu, Alma, Principio, Vida, Verdad y Amor; que Él es incorpóreo, divino, supremo e infinito (véase pág. 465).
Siempre es útil reflexionar sobre estos sinónimos. He llegado a comprender que si Dios es Espíritu y es Mente, infinitamente perfecto, Su derivado o imagen tiene que ser una idea o pensamiento espiritual. Por lo tanto, la verdadera esencia o identidad del hombre, tiene que ser, por lógica, espiritual y perfecta, e incluir por reflejo todo lo que es y pertenece a Dios. El hombre único y verdadero, así comprendido, es el reflejo de Dios y expresa Su naturaleza divina (véase Ciencia y Salud, pág. 475). La Biblia enseña que es fundamental conocer a Dios. En Jeremías leemos: “Les daré corazón para que me conozcan que yo soy el Señor; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón” (véase 24:7). He comprendido que para aprender quién soy yo, debo aprender quién es Dios.
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