Es sorprendente cómo cambia el paisaje cuando nieva. ¡Siempre me hace sentir como que vivo en una tarjeta postal! Muchas veces, ocurre que cuando la nieve comienza a derretirse, de pronto la temperatura baja considerablemente, así que los arbustos y las ramas de los árboles, desde las más grandes hasta las más pequeñas, se cubren totalmente de una capa de hielo. Manejar por la autopista cuando los rayos del sol se reflejan en ellos, es un espectáculo que me maravilla cada vez que lo veo. Los árboles y los arbustos resplandecen como cristales.
Me hace pensar cómo el hombre a imagen y semejanza de Dios, refleja la perfección y armonía presentes de la Mente divina, de manera natural y sin esfuerzo. Mantener esto en mi pensamiento, me ayuda a ver todo a mi alrededor con una luz diferente, la luz de la Verdad y el Amor que todos reflejamos. Cristo Jesús dijo: “Vosotros sois la luz del mundo”, instándonos: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:14, 16).
En este número de El Heraldo un colaborador habla acerca del poder que tiene la luz para eliminar la oscuridad. Una de las testificantes relata que sanó de herpes al alcanzar un discernimiento más profundo de la realidad espiritual. Otra comparte cómo logró superar un caso de extrema obesidad al volverse completamente a Dios, y ahora lleva una vida plena y muy satisfactoria. Mientras que el editorial señala que la curación se produce cuando nos acercamos más a Dios.
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