¿Quién no desea conocer a Dios? Todos en algún momento, ya sea por la espontaneidad de un deseo, por un instante de felicidad, por un desafío que enfrentamos, deseamos sentir la presencia de Dios y conocerlo. Muchos nos hemos tornado a Dios con todo el corazón, y sabemos que es posible comprenderlo mejor.
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