El hecho de que tantas personas estén perdiendo la esperanza respecto a lo que la vida, según ellas, tiene para ofrecer, y opten por quitarse la vida o recibir ayuda médica para terminar con ella, muestra un error fundamental, con frecuencia trágico, respecto a la percepción que tiene la humanidad de qué es la vida.
Si la vida verdaderamente comenzó con una gigantesca explosión, quiere decir que la vida —por más complejo que haya sido su desarrollo desde entonces— es esencialmente un accidente con poco o ningún propósito. Entonces, ¿cómo podría ser la fuente de la verdadera felicidad o salud? O si la vida, como sea que uno crea que empezó, depende de la materia, y está sujeta a la tiranía de la enfermedad, el pesar y la privación, esto también nos lleva a cuestionarnos qué tiene la vida para ofrecer y cuál es el significado de vivir.
Pero, la pregunta es: ¿Tenemos vida debido a un accidente de la evolución, o tenemos vida debido a nuestra eterna relación con Dios?
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