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Orar a diario con The Christian Science Monitor

Del número de enero de 2016 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Publicado originalmente en el Christian Science Sentinel del 3 de agosto de 2015.


Como muchos lectores de esta revista, me levanto todas las mañanas y empiezo mi día, preparándome con estudio y oración. Estudio la Lección Bíblica semanal de la Ciencia Cristiana, que se encuentra en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, y estoy atento a recibir nuevas vislumbres que puedan hacerme avanzar en mi esfuerzo por dejar de lado toda fe en la realidad de la materia, mediante la comprensión de que Dios, el Espíritu, es la única Vida y Mente. Oro la “Oración diaria”, como la dio la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, (véase Manual de La Iglesia Madre, pág. 41), y estudio pasajes de sus escritos y de la Biblia.

Cuando abro el Christian Science Monitor, elijo algún artículo y oro específicamente para contrarrestar los errores de la mente carnal que parecen estar activos en la situación de la que habla dicho artículo. En esencia, doy un tratamiento en la Ciencia Cristiana respecto a los asuntos que plantea el artículo.

 Ese paso es la culminación de mi preparación espiritual para el día. Es la manera como ayudo a diseminar los efectos sanadores de la Ciencia desde mi casa hacia el mundo. Después de todo, Eddy, la fundadora del Monitor, le dio al diario el propósito de “difundir indivisa la Ciencia que opera sin agotarse” (La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, pág. 353).

Hace poco, tomé nota de lo que había hecho en una semana en particular, durante ese tiempo que dedico por la mañana al Monitor. Un artículo cada mañana, una simple oración. Es posible que otra persona ore con ideas diferentes (estoy seguro de que yo simplemente arañé la superficie de lo que es necesario manejar en estas situaciones para que se produzca una curación completa), pero esto es esencialmente lo que me vino al pensamiento.

Un sábado, leí acerca del viaje del Presidente Obama de los Estados Unidos, a las oficinas centrales de la compañía Nike, en Beaverton, Oregon, donde dio una charla propagandista para que el Congreso aprobara una controversial legislación comercial.

Oré para comprender que Dios les está hablando a todos Sus hijos directamente, y esta verdad se aplica a los trabajadores en países que fabrican productos para Nike, a los legisladores que deben decidir si votan a favor o en contra del acuerdo, a aquellos que apoyan ambos lados del asunto, a los periodistas que comunican lo que se dice y hace, y a los lectores y votantes que deben sacar sus propias conclusiones respecto a lo que deben pensar y hacer. Dios le habla a cada uno de ellos, a cada uno de nosotros, no como mortales, sino como Sus amados hijos espirituales, Sus ideas, permitiéndonos conocer y hacer Su voluntad. Confusión, distorsión, intereses personales, temor —ninguna de estas sugestiones mortales puede nublar la luz brillante de la Verdad divina que comunica el amor infinito de Dios.

El Monitor del domingo incluía un artículo sobre cómo, en muchos estadounidenses, la compasión está reemplazando la hostilidad a medida que toman consciencia de que algunas personas sienten que han nacido con el género “equivocado” y quieren hacer una transición al otro.

Dios les está hablando a todos Sus hijos directamente.

Mi oración para ayudar a traer curación, incluyó este pasaje de la Biblia: “Creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27). Este hombre, la imagen de Dios, es enteramente espiritual. “Varón” y “hembra” no son designaciones sexuales, sino caracterizaciones, cualidades, de la identidad espiritual. El hombre real no es una criatura biológica. Cada uno de nosotros es, ahora mismo, la hermosa, alegre, afectuosa idea espiritual de Dios. Dios nos ama a todos plenamente, completamente, sin límite. Él sabe quiénes somos: Su reflejo. Cualquier ansiedad que podamos sentir respecto a nuestra identidad es producto de la creencia falsa de que la identidad mortal es nuestra verdadera identidad. Cada uno de nosotros es la completa y satisfecha imagen espiritual de Dios.

El lunes, leí cómo las familias en los Estados Unidos se están sintiendo cada vez más presionadas para que sus hijos participen de forma programada y estructurada en una gran cantidad de actividades. El artículo hablaba respecto a cómo se sienten los padres con esto y si es realmente un beneficio para los chicos.

Comencé mi oración declarando que Dios conoce a cada uno de Sus hijos como una idea espiritual completa y perfecta. El cuadro que muestra a un niño mortal luchando para sacar a relucir sus talentos innatos y su identidad, no es el verdadero cuadro del hombre. En el Glosario de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Eddy define espiritualmente a los niños como: “Los pensamientos y representantes espirituales de la Vida, la Verdad y el Amor” (pág. 582). Cada uno de nosotros está expresando a Dios de formas hermosas, inteligentes, apacibles y llenas de gracia, todas ellas espirituales. Dios es nuestro afectuoso y divino Padre-Madre, y por ser Su reflejo, nunca podemos estar agotados, porque Él es infinito.

La oración del martes estuvo basada en un artículo sobre la reunión del Secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry, con funcionarios rusos en Sochi, Rusia, en un esfuerzo por normalizar las relaciones, después de que los dos gobiernos tuvieron una disputa respecto a la anexión de Crimea a Rusia.

Oré para saber que el Amor divino está siempre presente. En nuestra verdadera individualidad, cada uno de nosotros, y cada una de las figuras principales en estas charlas, expresa ese Amor, la Mente única, y no estamos definidos ni somos abrumados por la codicia, el temor, la justificación propia, o ninguna otra discordancia. Como Dios es Todo, no hay una historia del error ni base para el mismo, cualquiera sea la pretensión que las circunstancias religiosas, políticas, militares, nacionales o culturales puedan plantear. El gobierno de Dios es la única fuente verdadera de la ley, y esa ley es universal y apoya la armonía. Esta presencia divina puede sentirse en Sochi, así como en todo lugar de la tierra. El Cristo está siempre comunicándose con la consciencia humana.

En el Monitor del miércoles, apareció un artículo sobre la forma en que el terremoto en Nepal, los continuos temblores posteriores y luego otro terremoto grande, dañaron miles de aulas, e hicieron que fuera difícil para los niños sentirse a salvo y regresar a la escuela.

La Lección Bíblica de esa semana contenía este versículo: “No nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2º Timoteo 1:7). Dios da a todos Sus hijos Su inquebrantable amor infinito, nunca nada que cause temor o discordia. Dios no conoce otra cosa más que Sus propias ideas perfectas, y estas son eternas, indestructibles.

 En Ciencia y Salud, leemos: “El único poder del mal es el de destruirse a sí mismo. Jamás puede destruir ni un ápice del bien” (pág. 186). La materia por su naturaleza misma se apoya en fundamentos falsos, porque el Espíritu, Dios, es el único poder; y el hombre real y espiritual es eterno e indestructible, y se halla sobre un fundamento divino sólido que jamás puede ser sacudido.

El jueves, leí cómo, justo un día después de que los demócratas en el Senado de los Estados Unidos se negaron a apoyar al Presidente Obama en sus esfuerzos por lograr un acuerdo de comercio internacional, ellos hicieron un trato para seguir adelante con el mismo. El autor escribió el artículo como una “vislumbre del teatro en el Senado”. 

Yo oré para saber que hay una sola Mente divina, y esta inteligencia suprema gobierna  en toda la creación. La mente mortal es un teatro, que en un momento dado está lleno de drama y razonamiento absurdo, y en otro aparenta estar muy tranquilo, pero siempre carece de poder y es irreal. El universo espiritual, en el cual estamos perpetuamente gobernados por la Mente divina, está lleno de armonía, inteligencia, sabiduría e integridad. Ninguno de nosotros  —políticos, legisladores, votantes y otros— puede estar fuera de la armonía de este universo. Las maquinaciones de la mente mortal no pueden socavar la ley divina y eterna de la paz.

En el Monitor del viernes, leí un artículo sobre Arabia Saudí, la cual durante décadas ha sido la potencia callada de Medio Oriente, apoyándose en sus aliados para proteger sus intereses. Ahora se está afirmando militar, económica y políticamente, donde ve amenazados sus intereses. Su oponente principal es el país de Irán.

Los puntos de mi oración incluyeron una afirmación de que el Cristo, la Verdad, está aquí, ahora, tanto en Medio Oriente como en todas partes, constituyendo una fuerza tan eterna y tan poderosa como lo fue hace dos mil años: “Porque un niño no es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6).

Los gobiernos humanos alegan que pueden presionar a la humanidad de esta y aquella forma conforme a intereses personales, económicos, políticos o religiosos. Pero el único poder verdadero es Dios, el Amor divino; y el Cristo, Su mensaje a la humanidad, viene a todos nosotros —cristianos, musulmanes, judíos, saudí, iraníes, o cualquier otra etiqueta— comunicando la verdad y poniendo al descubierto y destruyendo las creencias erróneas.

Esa fue una semana de orar con el Monitor. Estoy convencido de que a medida que cada uno de nosotros se empeñe en orar por los temas implícitos en los sucesos y acontecimientos, grandes y pequeños, que caracterizan a un mundo en diario y continuo cambio, el mundo sentirá la influencia sanadora del Cristo. Y ayudaremos a que se cumpla el gran propósito del Monitor, parte integral de esta Iglesia y su misión sanadora.

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