“El reino de la Mente infalible, eterna y omnipotente; la atmósfera del Espíritu, donde el Alma es suprema” dice en parte, la definición de “Reino de los cielos” en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy (pág. 590).
Y este reino, esta atmósfera, no se encuentra fuera de nosotros. Como Jesús declaró: “El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros” (Lucas 17: 20, 21). Por lo tanto, cuando estamos profundamente conscientes de la presencia del reino espiritual en nosotros, somos capaces de demostrarlo, donde quiera que vayamos. Y entonces somos el tipo de pensadores espirituales descritos en nuestro editorial del mes, pensadores que “establecen una atmósfera del bien esperado”. El editorial, “Para cambiar el clima de muerte”, dice: “Ellos irradian una confianza de que una Mente totalmente buena gobierna el universo, al impulsar e inspirar la acción inteligente”.
¿Parece esto difícil de hacer? ¿Incluso imposible? Sin embargo, es muy natural para nosotros ser estos pensadores que traen consigo su propia atmósfera mental, pacífica, purificada y espiritualizada. Esta mentalidad pueden sentirla los que nos rodean. Y esta es la única forma realmente eficaz para transformar un ambiente triste, morboso o violento, y poco a poco, dar lugar a la paz.
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