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Mi hijo encontró trabajo

Del número de noviembre de 2016 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Original en portugués


Mi hijo había estado desempleado por seis meses. Había enviado su currículum a varias compañías, pero no se había presentando ninguna oportunidad para él. Con el correr de los días estaba cada vez más preocupado y ansioso.

Me pidió que orara por la situación, y yo lo hice. Sin embargo, a medida que oraba pensando específicamente acerca de las circunstancias de mi hijo, más preocupado él estaba.

Entonces me di cuenta de que debía cambiar mi forma de orar. Ya había tenido muchas curaciones al volverme en consagrada oración a Dios solamente. Por ejemplo, había sanado de depresión y temor a hablar en público. Supe que en este caso, también necesitaba volverme a Dios solamente y no escuchar lo que los sentidos materiales estaban diciendo.

Mientras estaba orando, este pasaje de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy vino a mi mente: “Nuestro Maestro enseñó a sus discípulos una breve oración, que llamamos en su honor la Oración del Señor (el Padre Nuestro). Nuestro Maestro dijo: ‘Vosotros, pues, oraréis así’, y luego dio esa oración que cubre todas las necesidades humanas” (pág. 16).

Al comienzo de esta oración, leemos: “Padre nuestro que estás en los cielos”, y al final dice: “porque Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos” (Mateo 6:9, 13). Comprendí que esta oración comienza y termina con Dios, y que tenemos que comenzar nuestras oraciones volviendo nuestro pensamiento a Dios, no al problema. En el caso de mi hijo, en lugar de prestar mi atención a la sugestión de carencia debido a la crisis económica de mi país, me esforcé por reconocer la abundancia del reino de Dios.

La oración efectiva comienza con obtener un mejor entendimiento de la naturaleza de Dios. Entonces reconocí que Dios es Todo y es el bien infinito. Por lo tanto, no puede haber ningún tipo de crisis o escasez. Dios es Amor divino, la fuente de oportunidades y recursos desbordantes e ilimitados. En Dios no puede haber falta de oportunidades para expresarlo a Él —no hay escasez de ningún tipo. Por lo tanto, a mi hijo no le podían faltar oportunidades para el trabajo correcto. Dios es la única presencia, el único poder. De manera que, el único poder es el poder del bien.

En la Biblia, leemos: “El reino de Dios está entre vosotros”, (Lucas 17:21). La verdad es que nosotros no estamos a merced de un gobierno repleto con problemas o una nación en crisis, porque el reino de Dios está presente ahora mismo, lleno solo de cualidades tales como paz, honestidad, sabiduría, armonía y abundancia. En el caso de mi hijo, experimentar el reino de Dios podía significar comprender que no hay limitación en Dios, el Espíritu.

A medida que oraba, estos pensamientos se hicieron cada vez más reales y poderosos para mí. Podía sentir que la presencia de Dios estaba en todas partes.

Después de orar de esta manera por tres días, mi hijo fue llamado para entrevistarse con dos compañías durante la misma semana. Recibió ofertas de las dos, pero aceptó la oferta de la compañía donde él en realidad había anhelado trabajar durante mucho tiempo, y ha estado allí por casi un año.

En Ciencia y Salud leemos que el Espíritu, Dios, dice: “El hombre, cuyos sentidos son espirituales, es mi semejanza. Él refleja la comprensión infinita, pues Yo soy la Infinitud” (págs. 252-253). Al meditar en oración sobre estas palabras, me di cuenta de que el hombre, como la idea espiritual de Dios, incluye por reflejo todo lo que existe en la infinitud del bien, lo que se expresa de forma continua y sin límites.

Con esta experiencia, comprendí que cuando oramos, debemos primero comprender qué es Dios, y entonces nos damos cuenta de que verdaderamente somos Su imagen y semejanza. Esta comprensión de Dios y el hombre es una luz que ilumina nuestro pensamiento, entonces sentimos el poder espiritual de la armonía de Dios, y sentir ese poder es simplemente maravilloso.

Delair Kniss, Joinville

Confirmo las palabras de mi mamá. Había estado buscando trabajo por seis meses y no me habían llamado para ninguna entrevista. Le pedí a mi madre que orara acerca de la situación y no puedo describir mi gratitud y felicidad cuando rápidamente recibí ofertas de dos compañías. Hoy estoy muy feliz en la compañía donde en realidad había deseado trabajar por mucho tiempo.

Felipe Kniss

Original en portugués

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