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Encontré la verdad que estaba buscando

Del número de noviembre de 2016 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Original en español


Cuando comencé el estudio de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras de Mary Baker Eddy, estaba viviendo cambios personales y también laborales, pues había perdido el empleo.

Comencé a orar y le pedí ayuda a un practicista de la Ciencia Cristiana. Me reuní con él y me comentó que los hijos de Dios ya tienen todo lo que necesitan; que en la creación de Dios nunca falta la provisión divina. Me dijo que era importante orar y obtener la tranquilidad y seguridad de que la provisión que yo necesitaba ya estaba presente, y que se manifestaría. Y llegó muy pronto. Al poco tiempo, vi en el diario un anuncio de un trabajo de docente, que es mi profesión, así que me presenté y me contrataron. Yo estaba muy contenta y agradecida.

Empecé a trabajar un lunes, pero el miércoles por la mañana cuando desperté, empecé a pensar en mi nuevo empleo y me invadió un miedo tremendo, que continuó por un par de días. Tenía un miedo que no me dejaba dormir, trabajar, comer, no me dejaba hacer absolutamente nada.

Lo que ocurría era que en este trabajo era responsable de una enorme cantidad de alumnos. En aquel entonces, yo ya tenía 11 años de experiencia, pero nunca me había encontrado en una situación así. Estaba a cargo de cinco niveles distintos, trece asignaturas, y me invadió un miedo muy grande. Al ver tamaña responsabilidad, le dije al director que quería renunciar.

Entonces llamé al practicista. Le expliqué lo que me estaba pasando. Él me dijo: “Maribel, no debes sentir miedo porque tú sabes que Dios es la causa perfecta, y tú eres el efecto perfecto de esa causa. Es importante que te tranquilices y sepas que eres un instrumento al servicio de Dios. Y como instrumento tú no eres responsable personalmente por esos estudiantes. Dios es la inteligencia que te está dirigiendo y cuidando de esos estudiantes, y Él está cumpliendo Su propósito. Segundo, tienes que saber que tú eres Su idea y Su semejanza. Por lo tanto expresas Sus cualidades plenamente, y puedes confiar en que todo lo que puedas necesitar ya está presente”.

Durante ese fin de semana pensé mucho en lo que el practicista me había explicado usando la Biblia y Ciencia y Salud. También leí varios pasajes de Ciencia y Salud, reflexioné sobre ellos. El lunes, el director me miró asombrado y un poco asustado preguntándose qué decisión había yo tomado. Pero le sonreí y le dije: “Buenas tardes. Hoy comenzamos el trabajo”. 

Esa experiencia fue para mí muy importante porque me impulsó a practicar lo que estaba empezando a entender de estas verdades espirituales, universales, que la Sra. Eddy explica en Ciencia y Salud. Una de ellas es: “Empezar correctamente es terminar correctamente” (pág. 262). Y ese lunes eso fue exactamente lo que hice; empecé con Dios.

Ya llevo varios años trabajando con mis alumnos, cuyas edades han oscilado entre 16 y 83 años. La mayoría de mis alumnos tienen un concepto tremendamente falso y erróneo de ellos mismos cuando recién los conozco. No tienen seguridad, son sumamente negativos, y creen que ya han fracasado. Pero yo he logrado ayudar a muchos de ellos a elevar el concepto que tienen de sí mismos, por lo que comprendo acerca de Dios y el hombre. 

En el capítulo de Ciencia y Salud, “Los pasos de la Verdad”, dice: “Debemos formar modelos perfectos en el pensamiento y mirarlos continuamente, o nunca los tallaremos en vidas grandes y nobles” (pág. 248).  Y en otro de sus escritos la Sra. Eddy escribe: “El éxito en la vida depende del esfuerzo persistente, de la utilización de los momentos más que de cualquier otra cosa. El que desea tener éxito en el futuro, debe aprovechar al máximo el presente” (Escritos Misceláneos, pág. 230). Al poner en práctica estas premisas verdaderas, he podido ayudar a muchos de mis estudiantes a avanzar y a cambiar lo que piensan de sí mismos. Por ejemplo, el 85% de mis alumnos han logrado su objetivo para mi clase. Y puedo ver el cambio en su conducta diaria. Manifiestan serenidad, tranquilidad, alegría. Se opera en ellos un cambio tremendo desde que empiezan hasta que terminan el curso. 

Todo lo que Mary Baker Eddy descubrió, incluso esas leyes universales, espirituales, de Dios, es demostrable, y cuando se pone en práctica, puede probarse en nuestras vidas. No es una teoría, no es algo abstracto, no es una utopía, no es una quimera. Es real, y al practicar las leyes de Dios en mi trabajo diario, me lo está demostrando día a día. 

Yo, por mi lado, pude resolver todos los desafíos que estaba enfrentando, a partir del momento que tomé consciencia de estas leyes espirituales y universales. Con lo cual, cuando me despierto por la mañana, sólo puedo dar gracias a la Mente divina, Dios.

Yo fui educada en una religión diferente, y nunca entendí qué era Dios. Había intentado leer la Biblia muchas veces, pero al poco tiempo me desesperaba porque no entendía. Hasta que comencé el estudio de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras. Al principio muy lentamente, fui entendiendo que es Dios la única causa, perfecta, eterna, universal. Y a medida que fui entendiendo esa causa, también fui entendiendo quién era yo y por qué existo como expresión de Dios. Encontré la Verdad que estaba buscando. De modo que eso fue para mí el comienzo; el comienzo de comprender y poner en práctica la vida verdadera que Dios nos ha dado.

Maribel Rueda, Málaga

Original en español

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