Tanto Cristo Jesús como la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, nos alertan acerca de la necesidad de ser vigilantes. Por ejemplo en La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, la Sra. Eddy escribe: “Nuestro Señor y Maestro nos dejó los siguientes dichos como luces vivientes en nuestra oscuridad: ‘Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad’ (Marcos 13:37); y ‘Si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa’ (Lucas 12:39)” (pág. 232).
Necesitamos ser vigilantes y estar alertas a las falsas creencias que afirman que Dios, el bien, no es todopoderoso, y tenemos que razonar sobre la base de la verdad, de la realidad espiritual, para poder superar dichas creencias. El esforzarnos por centrar nuestro pensamiento y vida constantemente en Dios, el Espíritu, en vez de recurrir a Dios solo en momentos de estrés, nos ayuda a hacerlo. Si hacemos nuestro trabajo de oración, por más bien intencionado que sea, porque tenemos la sensación de que debemos prepararnos para enfrentar problemas inevitables, nuestro pensamiento sigue centrado en las creencias materiales, no en Dios. Nuestra vigilancia entonces se ha transformado en “¡tenemos que tener cuidado!”, y esto hace una realidad del mal.
Vigilar con eficacia significa estar alerta al mal, no permanecer en él y hacerlo una realidad. Lo que queremos hacer, en cambio, es elevarnos mentalmente con prontitud para percibir y comprender la omnipotencia y omnipresencia de Dios. Al hacer esto, hallaremos que podemos mantener nuestra serenidad y confianza en el bien con más constancia.
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