Ante la violencia urbana y los ataques terroristas que están ocurriendo en diferentes partes del mundo, me he dado cuenta de que necesitamos tener muy presente la verdad espiritual del gobierno supremo que ejerce el Amor divino sobre todo, de manera de que podamos ayudar a apoyar y proteger a individuos y naciones, y que no sean sobrecogidos por el mal. Me gusta orar con las ideas de una historia de la Biblia acerca de dos países que una vez, hace muchos siglos, estaban en guerra (véase 2º Reyes 6:8–23).
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