Doy gracias a Dios por la inspiración que siento de compartir una curación y un problema resueltos como resultado del genuino amor por nuestro prójimo.
La curación ocurrió en Soyo (provincia de Zaire, Angola) en 1998. Me habían transferido a ese pequeño pueblo desde Luanda, donde había trabajado como maestro en el Ministerio de Educación. En Luanda, había enseñado en la Escuela Dominical de un grupo informal de la Ciencia Cristiana en Hoji ya Henda, que ahora es Segunda Iglesia de Cristo, Científico, Luanda.
Una noche, me desperté con dolor en el pecho y apenas podía respirar. Tampoco podía orar. En ese momento, recordé las amables palabras que me habían dicho mis alumnos de la Escuela Dominical en mi despedida de Luanda. Me dijeron que Dios nos bendice y cuida de nosotros. Me sentí totalmente envuelto por la ternura, el amor y la pureza expresada por esos niños, y también conmovido por las verdades espirituales de sus palabras. En muy poco tiempo todos los síntomas desaparecieron, y volví a dormirme en paz. Nunca más volví a tener síntomas similares.
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