Hace unos veranos, mi papá y yo estábamos viendo una película. En un momento dado, hicimos una pausa, y él fue a buscarme palomitas de maíz. Cuando regresó, me dio las palomitas y luego saltó sobre la cama donde estábamos sentados. Ocurrió que mi pie estaba justo donde él cayó, y como resultado el tobillo quedó muy lastimado.
Le dije a mi papá que me dolía mucho, y él sugirió que oráramos. He tenido otras curaciones por medio de la oración, la cual me ayuda a sentirme tan cerca de Dios que el dolor, el miedo o lo que sea, desparece y me sano. Así que mi papá y yo oramos por eso esa noche. Pensé en mi identidad espiritual como reflejo de Dios. Puesto que soy espiritual, un accidente no puede cambiarme. No puede tocarme, así como el número cuatro no puede ser aplastado o roto, porque es una idea, y una idea se mantiene perfecta. De la misma manera, yo soy siempre perfecto, como Dios me creó.
Pero por la mañana, cuando me desperté, el tobillo todavía me dolía y no podía moverlo ni ponerle ningún peso encima.
Bajé las escaleras rengueando, y un miembro de mi familia que no es Científico Cristiano dijo que era obvio que me había quebrado el tobillo, y que debía ir al hospital. Entonces me di cuenta de que realmente necesitaba ocuparme del problema y que no tenía que esperar para sanar. Además, tenía que jugar partidos de béisbol con mi equipo de verano, y sentí que era correcto que pudiera continuar mis actividades regulares.
Busqué la definición de carne en la página 586 de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, donde dice: “Carne: Un error de la creencia física; una suposición de que la vida, la sustancia y la inteligencia están en la materia; una ilusión; una creencia de que la materia tiene sensación” (Mary Baker Eddy). Esto me ayudó a darme cuenta de que la creencia de que podría resultar herido es ciento por ciento falsa, porque es una creencia material que no forma parte de Dios. Dios es Espíritu, así que todo acerca de Su creación debe ser espiritual, incluso mi sustancia y todas las leyes que me gobiernan.
En ese momento, me sentí tan tranquilo que decidí tomar un descanso. Cuando desperté unos 15 minutos más tarde, el tobillo estaba completamente bien. Le dije a mi papá que viniera pronto, y corrió a mi habitación. Cuando llegó, salté de la cama y empecé a brincar. ¡Fue increíble! La curación fue muy rápida, y no he tenido ningún problema con el tobillo desde entonces. ¡Estoy muy agradecido!
Publicado originalmente en el Christian Science Sentinel del 13 de febrero de 2017.
Apareció primero el 30 de mayo de 2017 como original para la Web.
