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Original Web

Curación de discordia en una comunidad educativa

Del número de octubre de 2025 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 26 de mayo de 2025 como original para la Web.

Original en español

 


¡Qué hermosas ideas se encuentran en el Evangelio de Mateo, donde Cristo Jesús dice, “¡Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder!” (5:14). Podemos ser la luz del mundo, una bendición para nuestras comunidades, al orar y dejarnos guiar por Dios. En 2023 tuve la oportunidad de demostrarlo.

Tuve que orar concienzudamente con el apoyo de un practicista de la Ciencia Cristiana, ya que los desafíos se presentaban uno tras otro en mi lugar de trabajo. Soy la directora de una escuela primaria en Buenos Aires, Argentina. Hubo un desacuerdo entre algunas de las madres de los estudiantes de escuela primaria y las madres de los estudiantes de la escuela secundaria, porque se descubrió que algunas madres vendían drogas fuera de las instalaciones de la escuela primaria. Esto llevó a la formación de dos grupos opuestos, que comenzaron a tratarse como enemigos.

Las autoridades municipales intervinieron y el desacuerdo entre las familias y las autoridades se volvió grave. La comunidad escolar criticaba a las autoridades por no brindar el apoyo adecuado. Había reuniones acaloradas y todo era caótico. Se suspendieron las clases y se realizaron marchas de maestros y asistentes. Oré para mantener en mi pensamiento la presencia constante, inmutable y natural de Dios, que puede revertir situaciones discordantes y dirigir el pensamiento en la dirección correcta.

De mi estudio de la Ciencia Cristiana había aprendido que Dios se expresa en armonía y paz. Sabía que la agitación, la confusión y las disputas no eran parte del reino de Dios. Orar con esta idea me ayudó a tener las palabras adecuadas cuando me comunicaba con los maestros y las autoridades. También me inspiró a orar con la idea de que la comunidad escolar, las autoridades municipales y yo estábamos bajo la autoridad divina; que Dios, la Verdad, nos gobernaba a todos en nuestros esfuerzos por restablecer la armonía.

Fue útil también contar con el apoyo de mi iglesia de la Ciencia Cristiana al orar por la comunidad. Nuestra escuela no era la única que tenía problemas. Habíamos escuchado de algunas otras que enfrentaban desafíos similares.

A medida que la situación avanzaba, yo continuaba elevando mi pensamiento a Dios en constante oración. Él me había respondido en todas las demás ocasiones, y yo sabía que siempre estaba presente, y podía confiar en que en Su reino no había conflictos ni culpables. En lugar de culpar a alguien, afirmé la armonía de la creación de Dios, que, como aprendemos en la Ciencia Cristiana, es la realidad espiritual. Revertí cualquier pensamiento de miedo o discordia y la creencia de falta de acción para lograr una resolución. Sabía que todos los involucrados expresaban la inteligencia y la iniciativa de Dios, y Él abrazaba a nuestra comunidad escolar, por lo que Su armonía y bondad no podían faltar.

En esos momentos, a menudo estuve a punto de cantar en voz alta el Himno 118 del Himnario de la Ciencia Cristiana, que comienza:

Santo Espíritu de luz,

brilla en mi corazón;

ilumina mi querer,

purifica mi pensar.

(Andrew Reed and Samuel Longfellow, adapt. © CSBD)

Esto me ayudó a permanecer impasible ante los pensamientos y opiniones que me tentarían a tener una actitud crítica o sentirme enojada por la situación. Como escribe la Sra. Eddy en Retrospección e Introspección: “Mi propia personalidad corpórea no me aflige a sabiendas; pues deseo no pensar en ella jamás, y ella no puede pensar en mí” (pág. 74).

Acepté, en lo más profundo de mi corazón, que no podía haber otro resultado más que de paz, amor y unidad; tan segura estaba de la guía y la autoridad de Dios en esta situación. Este sentido más elevado de paz desarrolló el curso de acción correcto para nuestra escuela, y la tensión entre los padres y la comunidad escolar en general disminuyó. Las autoridades de la escuela implementaron acciones preventivas y medidas recomendadas por las autoridades municipales que fortalecieron la infraestructura física y gerencial de la escuela.

Lo más hermoso es que en estos días la escuela está desarrollándose en un ambiente de trabajo colaborativo y en paz. Estoy agradecida por la bendición de haber encontrado el oro que significa estudiar la Ciencia Cristiana y hacerla propia. Como la mayoría de las personas, a veces lucho en la vida, pero sé que siempre salimos victoriosos en Cristo, la inspiración divina de Dios que nos da la fortaleza y la sabiduría para seguir adelante.

Laura Romero
Buenos Aires, Argentina

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