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Original Web

Entrevista con la Junta de Educación de la Ciencia Cristiana

Del número de octubre de 2025 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 21 de abril de 2025 como original para la Web.


Como está establecido en el Manual de La Iglesia Madre, Artículo XXVIII, Sección 1, “Habrá una Junta de Educación bajo los auspicios de Mary Baker Eddy, Presidenta del Colegio Metafísico de Massachusetts, que constará de tres miembros: un presidente, un vicepresidente y un maestro de Ciencia Cristiana”.

 La Sra. Eddy describió el origen de la Junta de Educación en el libro La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, página 246: “Mientras revisaba ‘Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras’, aparecieron la luz y el poder de la coincidencia divina del espíritu y de la Palabra, y el resultado es una subsidiaria del Colegio llamado la Junta de Educación de La Iglesia Madre, La Primera Iglesia de Cristo, Científico, en Boston, Massachusetts.

La principal responsabilidad de la Junta de Educación es llevar a cabo su clase normal trienal con el propósito de preparar y autorizar a los nuevos maestros de la Ciencia Cristiana y proporcionar apoyo a la Junta Directiva de la Ciencia Cristiana en la formación de esta clase.

La Junta de Educación apoya a los maestros de la Ciencia Cristiana y las asociaciones de alumnos de la Ciencia Cristiana en todo el mundo, incluidos sus esfuerzos para mantener las normas de los maestros y las asociaciones establecidos por la Sra. Eddy. También es el principal punto de contacto en La Iglesia Madre para los maestros y las asociaciones. La Junta Directiva es un defensor de los maestros de la Ciencia Cristiana y de la instrucción de clase Primaria y trabaja para ser un recurso para el público con respecto a la instrucción de clase: al contestar preguntas, responder inquietudes, aclarar conceptos erróneos y dilucidar el valor de esta instrucción, a la que los Científicos Cristianos generalmente se refieren simplemente como “clase”.

En el verano de 2024, Jenny Sawyer, del Journal, se reunió con la entonces Junta de Educación —Scott Preller, Diane Marrapodi y Margaret Rogers— para mantener una amplia conversación sobre la enseñanza de la Ciencia Cristiana y su promesa para nuestro crecimiento espiritual y educación. La siguiente es una versión abreviada y adaptada de esa conversación. Para escuchar la versión completa de audio en inglés, utilice el código QR que aparece al final de este artículo.

Dos de los tres entrevistados aquí son los miembros salientes de la Junta de Educación que organizó la clase Normal más reciente. Los tres son, a su vez, practicistas y maestros.


Jenny: Gracias por estar aquí hoy. Entendemos que muchos lectores no saben mucho sobre la Junta de Educación, la enseñanza de la Ciencia Cristiana o por qué ciertos tipos de enseñanza no serían genuinos o correctos. ¿Cómo podemos brindar a los lectores una idea de lo que la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, nos dio? ¿Pueden proporcionar algo de historia y contexto?  

Scott: Creo que si le preguntas a la mayoría de los Científicos Cristianos de quién les gustaría recibir la clase, la respuesta sería la Sra. Eddy. De una manera muy real, la estructura para la instrucción de clase que ella proporcionó nos permite hacer eso en un grado significativo. Ella fue muy específica en que la enseñanza de la Ciencia Cristiana, en la clase Primaria, debía centrarse en el capítulo “Recapitulación” de su libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras.

 “Recapitulación”, en realidad, está compuesto de sus propios apuntes de clase a partir de los cuales enseñó. Por lo tanto, aconsejar a todos los maestros que se adhieran a “Recapitulación”, realmente está ayudando a hacer, asegurar y cumplir con el “compromiso de marca”, por así decirlo, a aquellos que desean tomar clase.

Diane: Creo que todo se reduce a que cada maestro autorizado de la Ciencia Cristiana confía en lo que la Sra. Eddy manifestó sobre su descubrimiento, que fue una revelación. Ella dijo que era una “escriba bajo órdenes” (véase Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 311). Ella no creó la Ciencia Cristiana. ¿Confiamos en eso? ¿Entendemos que esto fue una revelación de Dios y, por lo tanto, realmente a prueba de manipulaciones?

Margaret: Hay una cita del libro de la Sra. Eddy, Retrospección e Introspección. Ella dice: “El que ve con claridad e ilumina a otras mentes con la mayor facilidad, mantiene su propia lámpara arreglada y encendida. Durante todas sus explicaciones se adhiere estrictamente a las enseñanzas del capítulo Recapitulación. Al terminar el curso, cada miembro debe poseer un ejemplar de Ciencia y Salud, y continuar estudiando y asimilando este inagotable tema —la Ciencia Cristiana” (pág. 84). Así es como lo hacía al enseñar su propia clase, y esperaba que sus alumnos hicieran lo mismo. Así que estamos muy seguros quedándonos con esa estructura.

Uno de los pasajes que me viene a la mente es de la Biblia: “Y serán todos enseñados por Dios” (Juan 6:45). Me pregunto si todos ustedes podrían hablar un poco más sobre eso. Incluso con la Sra. Eddy, no era su enseñanza personal, aun como la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana.

Scott: Ella dice que la revelación “consiste en dos partes”. Una de ellas es “... un sentido espiritual de las Escrituras … mediante las enseñanzas del Consolador, como fue prometido por el Maestro” (Ciencia y Salud, pág. 123), refiriéndose allí a Cristo Jesús. Así que este Consolador, este descubrimiento que es la Ciencia Cristiana, que Jesús prometió, realmente ilumina todas las Escrituras. Nos da una forma de entender la Biblia que saca a la luz lo que es la esencia del descubrimiento: que la naturaleza del ser está realmente hecha de Dios, la Mente infinita y su manifestación infinita. Y luego la segunda parte es la prueba.

Margaret: Si alguien se preguntaba: “¿Qué fue lo más importante que hizo Mary Baker Eddy?” Creo que tendrías que decir que fue compartir con la humanidad la revelación de la relación entre Dios y el hombre, y mostrar cómo la comprensión de esto podía traer curación tal como Jesús la practicaba. Y ella lo escribió en un libro. Ese libro es Ciencia y Salud. Y luego, si ustedes dijeran: “¿Cuál es la segunda cosa más importante que ella nos dio?” Probablemente yo diría el Manual de La Iglesia Madre, porque esa fue su defensa de lo que descubrió.

Ella sabía que la revelación tenía que ser defendida de todas las cosas que el mundo diría: que es similar a tal y tal cosa, que es muy parecida a esto o aquello. Pero en el Manual, la Sra. Eddy deja muy claro que esta enseñanza tiene que estar estrictamente de acuerdo con el Principio y las reglas de la Ciencia, la Ciencia de la Mente.

Si realmente nos fijamos en lo que dice en el Manual, está muy claro que ella defendía la enseñanza de la clase porque sabía que esta tenía que permanecer pura. Por eso insistió en que hubiera maestros autorizados enseñados en una clase Normal, de acuerdo con lo establecido en el Manual. Esa era la manera en que uno podía estar seguro de que lo que estaba obteniendo era la Ciencia Cristiana pura.

Diane: Y volvemos al ejemplo de Jesús, donde dijo: “No puedo yo hacer nada por mí mismo” (Juan 5:30), y “Salí del Padre, … y voy al Padre” (Juan 16:28). ¿Qué significa eso para nosotros? ¿Qué nos permite hacer eso, excepto seguir el ejemplo de Jesús y sus enseñanzas, que sanan?

Scott: Solo para ahondar un poco sobre lo que Margaret estaba diciendo, esta defensa de la enseñanza de la Sra. Eddy que proporcionó en el Manual, me parece alentador y fortalecedor darse cuenta de que si piensas en la enseñanza de la Ciencia Cristiana como una marca —y no es una analogía perfecta, pero escuchen lo que les digo— es una marca confiable, una marca que cumple lo que promete y que está hecha con innegable calidad.

Ha llegado a través de una estructura autorizada proporcionada por la persona misma que descubrió y estableció la Ciencia. Es por eso que las calificaciones del Manual para enseñar son tan relevantes para esto. Porque si tomo Ciencia y Salud y decido: “Oh, bueno, es interesante lo que escribió Mary Baker Eddy, pero tengo una idea aún mejor que puedo agregarle”, o “He discernido algo allí que creo que es realmente fascinante, que es casi como el código secreto de cómo hacer que esto realmente suceda” —y si simplemente me unjo a mí mismo y publico en Internet y digo: “Voy a dar esta clase”, es casi como si estuviera sacando una marca de imitación.

Yo iba a decir... como alguien que vende un bolso de imitación en la ciudad de Nueva York.

Scott: Sí. Obtienes  un bolso que parece un bolso Gucci, y, una semana después, se cae a pedazos. Es posible que termines enojada con Gucci porque pensaste que era legítimo, pero debes asegurarte de obtener el original.

Antes de que alguien pueda ser un maestro reconocido por la Iglesia de Cristo, Científico, que la Sra. Eddy estableció, ella tiene una lista de calificaciones. Ningún maestro afirma ser perfecto, pero al menos sabes que si vas a un maestro autorizado de la Ciencia Cristiana, vas a alguien que —estoy leyendo algunos de los requisitos del Manual para ser maestro—  es un Científico Cristiano leal; vas a ver a alguien que ha practicado la curación de la Ciencia Cristiana con éxito durante al menos tres años y ha proporcionado evidencia de su capacidad para sanar (véase Manual, pág. 89).

Estas son cosas que brindan cierta confianza de que hay una consistencia que tenemos derecho a esperar en la enseñanza que se va a recibir de alguien que es un maestro autorizado, en lugar de  quien simplemente acaba de decidir: “Tengo algo que agregar a esto”. No estoy diciendo que su motivo no haya sido originalmente el de tratar de ayudar, pero el hecho es que existe la disciplina y la estructura en las que la Sra. Eddy insistió.

El control de calidad.

Scott: Esa es una parte importante de esto.

Eso es muy esclarecedor. ¿Podrías hablar un poco sobre lo que significa ser un maestro autorizado de la Ciencia Cristiana?

Diane: Creo que convertirse en maestro de la Ciencia Cristiana es el efecto de haber demostrado la Ciencia Cristiana en tu vida diaria, y no solo para ti mismo, sino como un llamado en el que sientes que es hora de compartirlo con los demás. Convertirse en maestro no es un fin en sí mismo. Es en gran medida solo el comienzo, donde ves cuánto más se espera de ti en la demostración y el estudio diarios, y la voluntad de prestar atención y escuchar lo que otros tienen que decir sobre su viaje espiritual y de encontrarlos donde están. Sin introducir, entretanto, ningún concepto de ti mismo, sino  señalar cada uno de ellos en los libros, la Biblia y los escritos publicados de Mary Baker Eddy.

En el Manual de La Iglesia Madre, la Sra. Eddy dice: “La enseñanza de la Ciencia Cristiana no deberá ser cuestión de dinero, sino de moral y de religión, de curación y elevación de la raza” (pág. 83).

Ella escribe además que el maestro aconseja persistente y pacientemente a sus alumnos “en conformidad con las leyes infalibles de Dios” (Manual, pág. 83). Animas a tus alumnos a estudiarlas con regularidad, no a seguir acudiendo a ti como entrenador personal ni nada por el estilo, sino a estudiarlas en los libros.

En el mismo Estatuto dice: “Los alumnos se guiarán por la Biblia, y Ciencia y Salud, no por los puntos de vista personales de sus maestros” (Manual, pág. 84). Por lo tanto, constantemente aparta a los alumnos de cualquier sentido de personalidad, bueno o malo. Vuelve a los libros. Todos tenemos la misma fuente.

Scott: Volviendo a tu pregunta sobre cómo es la clase, o qué haces en ella, siempre ha habido una cierta inclinación a mistificarla; una especie de secreto que no tiene nada que ver con lo que la Sra. Eddy puso en ella.

Si piensas en un artista, un atleta, un músico, en el nivel más alto de sus talentos y habilidades, a menudo descubren que tienen que volver atrás y profundizar lo que entienden sobre los fundamentos para poder avanzar. Entonces, ya sea que se trate de practicar escalas en música o  lograr el swing correcto en algún deporte, obtener los fundamentos correctos es realmente de lo que se trata “Recapitulación” y la instrucción de clase en la Ciencia Cristiana.

La Sra. Eddy habla de los “pelotones de la Ciencia Cristiana” que aún no han sido “entrenados en los ejercicios más sencillos de su armamento espiritual” (La unidad del bien, pág. 6). Es como hacer los ejercicios básicos. Te entrenas tanto que se vuelve casi instintivo a lo que piensas y haces. A aquellos que realmente quieren comprender la Ciencia Cristiana tal como la enseñó Mary Baker Eddy, les da una base común sobre cómo pensar y trabajar juntos en la iglesia o en su propia práctica.

Y así, es muy sencillo y está justo ahí frente a ti. Si tienes alguna pregunta sobre si hay algo secreto, lee el capítulo “Recapitulación”. Porque no hay nada en la instrucción de clase que no esté en ese capítulo. Ahora, podrías decir: “Bueno, si me siento y leo 'Recapitulación', puedo hacerlo en una tarde. Entonces, ¿cuál es el  propósito de la clase?”. Pero si trabajamos en ello con la clase y con el maestro y con Dios como el verdadero maestro en la clase, descubres que lo que sucede es que comienzas a ver la conexión de una pregunta con la siguiente. Comienzas a ver por qué tienes que empezar con un sentido más profundo de Dios del que tenías; entonces tienes que construir sobre eso. Es paso a paso.

Margaret: Muchas personas salen de la clase sintiéndose como, “¡Ah!  Se me ha abierto un mundo completamente nuevo!” Por otro lado, un estudiante me hizo un comentario después de clase que pensé que era muy importante. Le pregunté: “¿Qué crees que fue lo más importante que aprendiste en clase?” Y él dijo: “Aprendí cómo leer Ciencia y Salud”. Pensé que eso estaba muy  fundamentado, porque no es algo que me hará sentir muy bien tan solo por algunas semanas. Vas a saber exactamente a dónde debes ir para continuar tu estudio, desarrollo y realización. Estás aprendiendo a prestar atención a la Ciencia del ser, y eso va a continuar.

Diane: Cambiando de tema, la gente debería ser consciente de lo que la Sra. Eddy llamó “enseñanza espúrea” (véase Escritos Misceláneos, pág. 43), es decir, la enseñanza que no es genuina. Algunos ejemplos de esto han llegado a nosotros en el último año, y no son nada nuevo. Son cursos y talleres que pretenden compartir una revelación secreta, diciendo que hay algo más, y que si la Sra. Eddy hubiera vivido más tiempo, habría revisado Ciencia y Salud e incluido esta nueva información secreta en las enseñanzas de la clase. Son cursos sobre la Ciencia Cristiana que se han ofrecido basados en información incorrecta.

¿Cursos que no se toman de los libros (la Biblia, Ciencia y Salud y los otros escritos de la Sra. Eddy)?

Diane: Sí. O incluso cuando alguien dice esto y aquello sobre la Ciencia Cristiana, y luego un maestro actual basa sus enseñanzas en eso haciendo poca referencia a los libros. Enseñanza personal.

Scott: O a veces pretenden citar algo que la Sra. Eddy dijo una vez y que no está verificado.

Diane: Estas cosas se afianzan. Algo que también hemos visto son cursos que pretenden simplificar la Ciencia Cristiana: la versión de CliffsNotes (guías de estudio). Otra forma que esto ha tomado son los programas que, intencionalmente o no, crean y fomentan la dependencia en una persona en particular. Puedes tener acceso a sus programas, con diferentes niveles de participación, y por varias tarifas, puedes tener acceso a la persona. Eso no es Ciencia Cristiana.

Scott: Hay un par de cosas que creo que son realmente importantes y útiles para tener en cuenta acerca de esta distinción entre la enseñanza autorizada de la Ciencia Cristiana y la “enseñanza espúrea”. Una de las cosas que creo que encuentran en común es una palabra simple: atajo.

Lo comparo con ser hábil en los fundamentos. Si eres un jugador de béisbol que tiene problemas para batear, hay dos formas en las que puedes mejorar. Puedes meterte en la caja de bateo y empezar a practicar, trabajar en tu swing, asegurarte de que está bien, ir a lo fundamental. O puedes encontrar a alguien que venga y diga: “Tengo un bate nuevo. Si compras esto, podrás batear mejor”. Es la promesa de un atajo, pero no hay atajo. Creo que tenemos que dar un paso atrás y decir: “¿Por qué estas imitaciones atraen a la gente?”.

Si piensas en alguien que tal vez ha tomado incluso instrucción de clase, pero en ese momento está orando por algo, y tal vez siente lo siguiente: “Está bien, tomé la clase, pero hace tiempo que estoy orando por algo, y aún no veo ningún progreso”. Quizá piense: “Debería investigar algunas de estas otras cosas; ver si me estoy perdiendo algo que ofrecen”. Esa duda sobre nuestra propia capacidad para demostrar la Ciencia verdadera nos llega subrepticiamente, o nos hace pensar que de alguna manera esto se trata de alguna enseñanza secreta que nos perdimos, en lugar de simplemente profundizar lo que se nos ha dado hasta que se convierte en la base desde la que estamos pensando.  

 Si piensas en algunos de los aspectos fundamentales de lo que la Sra. Eddy descubrió, ella dice que la verdadera sustancia del ser es la Mente, la Mente infinita, Dios, y que la verdadera naturaleza de nuestra existencia es como la expresión infinita de esa Mente infinita, Dios, y que, debido a eso, todo el sentido penetrante y agresivo de la vida en la materia es una distorsión, una falsedad, un sueño. Y estas ideas pueden parecer bastante teóricas y más allá de nuestro alcance, excepto que ella insistió una y otra vez en la prueba, en la curación.

Cuando estás en una situación como esa, y tomas algo de la Ciencia Cristiana con lo que tal vez has estado familiarizado por mucho tiempo, o incluso lo aprendiste en clase, pero descubres que eleva tu pensamiento a una base más alta y santa, y esa elevación se convierte en lo que estás enfocado, entonces estás profundizando en ello. Estás mentalmente de rodillas preguntándole a Dios: “¿Cómo puedo vivir esto? ¿Cómo puedo experimentarlo?”. Y descubres en ese momento, o tal vez a lo largo de cierto período de tiempo, que la verdad de lo que la Sra. Eddy nos ha dado en este descubrimiento de la Ciencia Cristiana comienza a ser más concreta que el temor, o el dolor, o el sufrimiento de lo que sea que estés pensando o estés trabajando. Y entonces tienes la curación.

Margaret: No sé si todavía hemos hablado sobre el concepto de tomar la instrucción de clase en línea, que no creemos que sea una forma eficaz de tomar clase. Encontré esta cita de la Sra. Eddy, en su libro Rudimentos de la Ciencia Divina. Ella dice: “Es imposible enseñar a fondo la Ciencia Cristiana a asambleas grandes y promiscuas, o a personas a quienes no se les puede dirigir la palabra individualmente, de modo que la mente del discípulo pueda ser analizada con mayor minuciosidad que un cuerpo destinado para un examen anatómico” (pág. 15).

¡Vaya! Y luego, esa palabra, promiscuas, es interesante. Una definición es: “No se caracteriza por una distinción cuidadosa, deficiente en discriminación y discernimiento”. Y ciertamente creo que la mayoría de los maestros de la Ciencia Cristiana dirían que es muy importante estar en el salón con las personas mientras enseñan la clase. Aprendes algo simplemente de las expresiones en los rostros de los estudiantes. Es posible que escuches algo que necesita ser abordado, y eso realmente solo se puede hacer en ese tipo de ambiente y cara a cara. Es muy importante estar presente individual y físicamente.

Scott: La verdad es que Margaret señaló un buen punto allí sobre la importancia de estar presentes; de simplemente estar físicamente presentes juntos en el salón de clase. En los últimos dos años de mi propia enseñanza, he descubierto que es ese hecho de estar físicamente presentes juntos en la clase lo que, más que cualquier otra cosa que pueda señalar, me ha convencido de que Dios es el maestro.

Porque, en cierto nivel, podrías leer algo como la cita anterior y pensar: “Está bien, entonces el maestro tiene que ser muy astuto para psicoanalizar el pensamiento de la persona o algo así”. Pero eso no es lo que yo he experimentado. Lo que sucede es que, al estar presentes juntos, todos están escuchando unidos cómo puedes ahondar cada vez más en estas preguntas de “Recapitulación”; y tienes una y otra vez estos momentos de “Oh, Dios mío, esto no viene simplemente del maestro, esto viene de Dios”.

Margaret: Creo que no mencioné esto antes, pero esa conexión entre un maestro y un estudiante tiene que pensarse realmente. A veces tienes un estudiante que puede sentir lo siguiente: “Busco un maestro que pueda ayudarme a lo largo de mi vida”. Y la Sra. Eddy dice: “Después de recibir un curso de instrucción, el que más adelanta en la investigación de la Ciencia Cristiana es aquel que confía más en sí mismo y en Dios” (Escritos Misceláneos, pág. 87). ¡Amén!

La Sra. Eddy continúa diciendo: “A mis alumnos se les enseña el Principio divino y las reglas de la Ciencia de la curación por la Mente. De allí en adelante lo que necesitan es estudiar a fondo las Escrituras y ‘Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras’. Si han de demostrar la verdad que se les ha enseñado, es indispensable que velen y oren, que sean honrados, diligentes, afectuosos y veraces”.

Y esto es lo que uno debe esperar obtener de la instrucción de clase: aprender a encontrar tus propias respuestas. Directamente de la fuente, directamente de Ciencia y Salud y de la Biblia. Y no sentir que depende del maestro. Siempre están ahí para apoyarte a ti y a tu crecimiento, pero no son  el origen de tu comprensión ni de tu inspiración.

Creo que puede haber una sensación de que, así como progresas en cualquier empeño, tal vez comiences con un profesor de piano, y luego, en cierto momento, quizá ya no tienes la misma onda o conexión con él, así que buscas a otra persona que parezca más avanzada o tenga un estilo en particular. No obstante, la Sra. Eddy fue muy específica en cómo organizó la enseñanza, la enseñanza de la Ciencia Cristiana, en el sentido de que tienes un solo maestro. ¿A qué crees que se debe?

Scott: La idea a la que te refieres, que a medida que progresas, te beneficias de otras perspectivas, está integrada en el sistema que nos dio la Sra. Eddy. Si lo piensas, la instrucción de clase, y casi todo lo que la Sra. Eddy nos proporcionó desde el principio, está ahí para todos en el público, ¿verdad? La Escuela Dominical, los servicios de la iglesia, las conferencias, las Salas de Lectura, la Lección Bíblica, las publicaciones periódicas, todo está ahí para todos.

La instrucción de clase está disponible, pero “solo por invitación”, por así decirlo. (Primero debes dar el paso de presentar la solicitud.) Y la asociación de la Ciencia Cristiana, que es lo que sigue a la instrucción de clase, es para personas que han hecho cierto compromiso con la enseñanza. No es una reunión de personas consagradas personalmente al maestro. Es una reunión de personas que han pasado por la enseñanza común con ese maestro, pero están comprometidas con la enseñanza.

Una parte importante de la instrucción de clase es que, a medida que tu asociación de estudiantes aumenta, todos se benefician de las experiencias, las preguntas, los descubrimientos que todos en la asociación han hecho a lo largo de los años. Y se vuelve aún más amplio, porque entonces tomas lo que has obtenido de ese día de asociación y lo llevas a tu práctica de la Ciencia Cristiana en tu iglesia y tu comunidad.

Comparten juntos lo que han aprendido en la asociación. Al compartir eso juntos, obtienes una nueva perspectiva sobre cómo profundizar tu expresión de la enseñanza.

Es por eso que, en muchos sentidos, ser maestro de la Ciencia Cristiana consiste en tratar de volverse menos necesario. Estás ahí para ayudar a los estudiantes a ver la suficiencia de lo que se les ha dado, la suficiencia de su relación con Dios, la suficiencia de la enseñanza en Ciencia y Salud, y su capacidad para encontrar respuestas por sí mismos.

Ahora me encantaría mostrar a la gente la conexión entre la enseñanza correcta y la curación, porque no creo que haya un Científico Cristiano en esta tierra que no quiera ver más curación. Escuchamos la preocupación: “¿Se está produciendo la curación hoy tanto como antes?”. Para mí, parece haber un vínculo directo entre la enseñanza correcta y la curación: que hacerlo bien está conectado con la curación.

Margaret: Lo primero que me viene a la mente es que Ciencia y Salud tiene un efecto sanador. La Sra. Eddy tenía plena fe en que las personas que tomaran ese libro, lo leyeran, lo estudiaran, encontrarían el camino de la curación. Y un maestro no es una especie de sustituto para eso o un intermediario para eso. Es solo entre el lector y las ideas, y realmente podemos confiar en ello.

Diane: Creo que uno de los puntos clave en la curación es la renovación, la restauración, esa conciencia de quién eres para Dios; saber que eres el reflejo de Dios, el hombre es el reflejo de Dios en plena posesión de las facultades espirituales; saber que nada está perdido; que no hay confusión sobre quién eres.

Es la Ciencia Cristiana la que nos permite ver la plenitud de la creación, lo que Dios ha hecho y lo que somos como Su hijo amado. De modo que es más un despertar a la realidad espiritual presente y a los hechos espirituales que la “obtención” de algo.

Scott: Curiosamente, muchas veces la gente dirá: “Bueno, vas a la clase para aprender cómo dar un tratamiento en la Ciencia Cristiana”. Es interesante saber que la palabra tratamiento ni siquiera aparece en el capítulo “Recapitulación”. Es como si la clase se tratara de una técnica o pasos que se aprenden o algo así. No es verdad. Pero es significativo que haya una pregunta en particular en “Recapitulación”:

“Pregunta: ¿Quiere usted explicar qué es la enfermedad y mostrar cómo ha de sanarse?”

Está muy cerca del final del capítulo (pág. 493). Y luego la Sra. Eddy dice que una respuesta completa a esa pregunta lleva en sí la enseñanza. He luchado mucho con eso, pero a lo que apunta es que necesitas la enseñanza completa, la comprensión completa de lo que es el ser, de cuál es tu relación con Dios. Pienso que a veces puede aparecer la tentación de abordar la curación de la Ciencia Cristiana como si fuera un buffet. Tomas las ideas que te gustan, suenan bien, pero quieres saltarte las que son difíciles: “No quiero esos guisantes y zanahorias”. ¿Saben a lo que me refiero? Por lo tanto, la demanda es tomar toda la enseñanza. Y quiero decir en su totalidad, porque hay algunas cosas muy exigentes que realmente tienen que ver con la verdadera sustancia de Dios, el Espíritu, el Alma, y la sustancia absolutamente fraudulenta de los sentidos materiales.

Crecer en la Ciencia Cristiana significa aprender que toda la creación material es un fraude, es una mentira, porque Dios es Todo-en-todo. Es algo exigente con lo que luchar, pero no puedes dejarlo fuera de la enseñanza. Y tiene que ser lo que es parte de la consciencia a fin de practicar la curación sobre la base de lo que Cristo Jesús hizo y lo que la Sra. Eddy nos dio: la Ciencia del Cristo.

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