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Al comprender la supremacía de Dios y nuestro derecho divino de vencer la enfermedad, incluida esta pandemia, podemos probar cuán auténtica y correcta es la armonía —ciertamente, su auténtica y omnipotente realidad— incluidas la salud y la santidad.
Al leer este artículo, descubrirás que toda creencia de enfermedad es destruida por la ley de la salud y la armonía divinas. Puesto que Dios, el bien, es todo, no hay nada desemejante al bien; por lo tanto, no puede haber contagio ni ninguna enfermedad que tenga un curso que seguir.
Es una sensación que muchos adolescentes conocen muy bien en este momento: las tinieblas del agotamiento, la ansiedad, la desesperanza. Pero la ayuda está a la mano. Esta autora comparte detalles específicos sobre la oración que la elevó, y puede elevarte a ti, hacia la luz.
Orar para ver genuina bondad en un grupo de acosadoras, en lugar de las cosas feas e hirientes en la superficie que parecían ocultar ese bien, armonizó por completo una situación en la que Heidi y sus amigas eran intimidadas.
Nada es tan contagioso como el pensamiento, ya sea para bien o para mal. Por eso es tan importante practicar el distanciamiento mental, para erigir una barrera mental entre nuestra consciencia y la aparente aceptación generalizada de las teorías materiales.
La manera de preservar la inmunidad a las sugestiones de lenfermedad es permanecer fiel a Dios y negarse a admitir el pensamiento de la enfermedad en la consciencia.
Apareció primero el 18 de febrero de 2021 como original para la Web.
Cuando comenzó a tener dificultad y dolor para respirar, Shelly pensó que tenía el coronavirus. A través de la oración, que reconoció su filiación como creación de Dios, se dio cuenta de que solo podía expresar bondad. Los síntomas desaparecieron rápidamente y no regresaron.
Ella se sentía una víctima —según su propia confesión— e identificarse de esa manera la hacía sentir especial. Pero cuando comenzó a aprender sobre la Ciencia Cristiana, esta autora se dio cuenta de que quería abandonar la identidad de víctima por algo infinitamente mejor.
Si bien es posible que extrañemos la oportunidad de adorar juntos en las congregaciones de la iglesia cuando las medidas del encierro prohíben o limitan esas reuniones, es maravilloso descubrir que la Iglesia es una idea que continúa prosperando —y bendiciendo— sin obstáculos.
Acababa de perder a su madre, y luego la persona que, según sentía, era su alma gemela rompió con ella. ¿Qué podemos hacer cuando todo se está desmoronando? Entre otras cosas, esta autora explica que confiar en la ayuda constante de Dios a cada momento puede ser siempre una ayuda presente.