Cuenta la leyenda que al notar que su cuerpo desplazaba cierta cantidad de agua cuando se metía en una bañera, Arquímedes hizo un importante descubrimiento científico, lo que lo hizo exclamar: “¡Eureka!”.
Una noche tuve mi propio momento eureka, en la bañera, que no significó el desplazamiento de H2O, sino de un concepto falso de mi relación con Dios.
Más temprano ese día, me había llamado la atención un artículo en el Journal titulado “God doesn’t have grandchildren”. El autor declaró: “Nuestra relación con Él no es como la de un nieto con un abuelo —una generación de por medio—, sino como la relación tan cercana de un hijo con un padre amoroso” (Thomas Mitchinson, January 2021; “Dios no tiene nietos”, publicado en línea en El Heraldo de la Ciencia Cristiana, en marzo de 2021).
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