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Podemos confiar en que un Dios amoroso está a cargo de nuestro bien; entonces no tendremos temor ni estaremos enojados de que alguien por quien no votamos asuma el cargo.
Antes de cada prueba, reconocía que no estaba haciendo nada por mi cuenta y que Dios estaría conmigo todo el tiempo.
En algún momento del camino, dejé de enfocarme en el problema y de tratar de arreglar mi cuerpo y simplemente disfruté de lo que estaba aprendiendo acerca de Dios y mi identidad totalmente espiritual.
Todos tenemos una función vital que desempeñar para dar testimonio del Amor que es Dios como el único y verdadero motivador de cada uno de nosotros. Comprender esto y orar desde este punto de vista por un vecindario, una comunidad o un mundo tendrá sin duda un efecto sanador.
Me dirigí a Dios en oración para comprender mi verdadera naturaleza como hijo de Dios: espiritual, permanente y pura siempre, incluso en ese momento.
Todos podemos decidirnos a sentir el dominio del Amor divino en nuestras vidas y experimentar el resplandor de Dios.
Saber que Dios es la única autoridad a la que necesito consultar sobre mi bienestar me mantiene en el camino correcto para comprender quién soy realmente como hija amada de Dios y que solo el cuidado amoroso de Dios tiene un efecto en mí.
Cuando entramos a la casa, mi mamá y yo hablamos de la lección que había aprendido ese día y de la verdad espiritual que también había aprendido.
El mensaje divino que había traído la curación me hizo darme cuenta de que el trabajo que tenía por delante era comprender la continuidad del funcionamiento armonioso de Dios, al cual reflejo.
El practicista escucha humildemente a Dios y conoce la verdad del mensaje que está recibiendo tan profunda y desinteresadamente que el paciente se siente naturalmente bendecido y beneficiado.