¿Has sido hipnotizado alguna vez? Esta puede parecer una pregunta tonta. Y si me hubieras preguntado esto hace algunos años, mi respuesta hubiera sido: “Por supuesto que no”. No obstante, el hipnotismo es en realidad mucho más común, y se manifiesta de más formas de lo que podrías pensar.
Mary Baker Eddy, quien descubrió la Ciencia Cristiana, pensaba que este era un tema tan importante que lo incluyó en una de las 26 Lecciones Bíblicas de la Ciencia Cristiana publicadas en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, específicamente la que se titula “Denuncia de la nigromancia antigua y moderna, alias mesmerismo e hipnotismo”. Esas no son palabras que usemos mucho en una conversación normal, así que hace dos años, cuando apareció el tema (como lo hace dos veces al año), mi maestra de la Escuela Dominical dio a cada estudiante de la clase un diccionario y nos pidió que buscáramos las palabras mesmerismo, hipnotismo y nigromancia. Resultó que el hipnotismo se produce cuando se han introducido conceptos falsos en el pensamiento y han sido aceptados como una realidad.
Comprender el hipnotismo desde la perspectiva de la Ciencia Cristiana significa comprender qué son esos conceptos falsos y qué es la realidad. He aprendido que la realidad está definida por Dios. Por ejemplo, puesto que Dios es Espíritu, la realidad debe ser completamente espiritual. Y dado que Dios es Verdad, los conceptos falsos deben ser pensamientos y sugestiones que no se asemejan a Dios, es decir, todo aquello que no es bueno. De manera que estar hipnotizado es haber aceptado cualquier sugestión de algo malo como si fuera una realidad.
El Merriam-Webster Dictionary define hipnosis como “un estado de trance que es semejante a dormir, pero es inducido por una persona cuyas sugestiones son fácilmente aceptadas por el sujeto”. Pero con frecuencia, las sugestiones hipnóticas no son inducidas por una persona, sino que vienen como pensamientos. El concepto de aceptar pensamientos que no son verdaderos me ayudó a ver más claramente cómo lidiar con el hipnotismo en mi propia vida. Empecé a comprender que tengo la habilidad de reconocer y rechazar todo pensamiento que no sea cierto, por más pequeño que sea o de dónde provenga. Puedo descartar los pensamientos repetitivos que dicen, por ejemplo, que tengo mucho estrés, o que estoy preocupada por algo. Si mantengo claro en mi pensamiento la verdad acerca de Dios y la manera en que Él me conoce, no puede haber lugar alguno para la enfermedad, la duda o el temor.
Cada uno de nosotros puede elegir cómo responder cuando se manifiestan sugestiones falsas, y también tenemos la habilidad que Dios nos dio de rechazarlos por medio de nuestra comprensión de la verdad. Por ejemplo, cuando empecé a tener síntomas de irritación de garganta y de resfrío, estuve tentada a sentirme desalentada. Los síntomas me parecían muy reales; problema con el que había lidiado antes. Pero esta vez me di cuenta de que, si se los permitía, esas sugestiones de enfermedad me hipnotizarían para que creyera que podía estar enferma. Así que debía lidiar con ellas comprendiendo mejor a Dios y tomando consciencia del hecho de que nunca puedo estar separada de Él.
En el pasado, cuando había enfrentado este problema, a veces me había sentido atrapada al preguntarme de dónde había venido esa enfermedad, cuánto tiempo tendría que luchar con ella o si mi oración sería eficaz. Sin embargo, esta vez en lugar de sentirme mesmerizada por los síntomas, supe que podía negarme a ser hipnotizada. Comprendí que Dios me había dado el poder de rechazar esas sugestiones falsas. Puesto que Dios es el único poder, yo no podía ser controlada por ningún poder que no fuera Dios. Los síntomas desaparecieron y sané.
Ahora comprendo cuán importante es actuar de inmediato cuando cualquier sugestión negativa me viene al pensamiento. No la ignoro ni espero que desaparezca ni me siento atemorizada. En cambio, hago lo mejor que puedo para ver lo que realmente es, y saber que no tiene poder para hipnotizarme. Y sé que aprender más acerca de Dios, y acerca de mí misma como Su hija, es la mejor defensa de todas.
