Ciertamente, cuando se trata de las conversaciones sobre política alrededor del mundo, estos parecen ser tiempos tóxicos; desde los interminables argumentos en el Reino Unido entre los que están a favor del Brexit (quienes desean abandonar la Unión Europea) y aquellos que desean permanecer en ella, a las feroces divisiones sobre quién es el presidente legítimo de Venezuela, hasta los polarizados puntos de vista sobre el camino a seguir entre los principales partidos en los Estados Unidos.
A menudo parece como si sentir o enfrentar la furia es el precio que tenemos que pagar si queremos mantenernos informados y participar. De modo que tal vez nos preguntemos: “¿Cómo puedo mantener a raya la ira mientras me intereso por los temas importantes?”.
Para mí, el primer paso ha sido preguntarme cómo percibo a aquellos que se mantienen firmes en las posiciones con las cuales estoy en desacuerdo. A este respecto, un comentario que hizo la embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas al renunciar a su puesto invita a la reflexión. Al dirigirse a los presentes en una cena de beneficencia en la ciudad de Nueva York, Nikki Haley dijo: “En nuestra tóxica vida política, he escuchado a algunas personas de ambos partidos describir a sus opositores como enemigos o como el mal… Aquí en casa tenemos algunas serias diferencias políticas. Pero nuestros opositores no son el mal, son simplemente nuestros opositores” (CNN.com, “Nikki Haley: ‘Our opponents are not evil, they’re just our opponents’”, October 19, 2018).
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