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El amor que aniquila el odio

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 16 de abril de 2020


Una tarde, mientras oraba, me embargó la idea de que el hombre espiritual y verdadero ama y que esa es la naturaleza total de su ser. Esta idea también incluyó el reconocimiento de que cada uno de nosotros tiene esta naturaleza amorosa, aún cuando no siempre nos damos cuenta. El Amor divino, que es Dios, y que el hombre refleja, fue tan real para mí que me sentí inspirada por la presencia del Amor el resto del día. Cada cosa y cada persona a mi alrededor parecía muy pleno de luz y belleza, expresando a Dios, el Amor.

Más tarde, fui a un evento en el que inesperadamente me encontré con un individuo que previamente había estado muy enojado conmigo e incluso parecía odiarme. Cuando vi a esta persona, el amor que me había embargado todo el día fue tan real para mí, que no sentí miedo ni incomodidad hacia ella. Estaba segura de que el hombre ama, y rechacé cualquier creencia de que el hombre pudiera odiar. El encuentro fue genuinamente cálido y afable.

A medida que los hechos se resolvían, este individuo y yo estábamos participando en una actividad en la que nos cruzábamos con frecuencia, y los sentimientos entre nosotros continuaron siendo agradables y afectuosos. Pude ver que el odio se había basado en nada más que una visión equivocada de Dios y el hombre, del Amor y la creación del Amor.

El odio es la raíz de muchos problemas, especialmente el terrorismo. Comienza con conflictos entre individuos, se intensifica en violencia interna y entre grupos y naciones. Si bien esta experiencia que tuve no estaba ni siquiera cerca de la magnitud de los ataques terroristas, la idea inspirada que trajo la curación es una idea muy grande, lo suficientemente grande como para sanar el odio en cualquier parte del mundo.

Esto no quiere decir que los esfuerzos para garantizar la seguridad en los edificios gubernamentales, aerolíneas o trenes no sean necesarios o importantes. Pero no pueden proporcionar una solución permanente. Solo el poder de Dios, el Amor, puede hacerlo.

Pude ver que el odio se había basado en una visión errónea de Dios y el hombre, del Amor y la creación del Amor.

Mary Baker Eddy, quien fue objeto de odio muchas veces durante su vida como Guía del movimiento de la Ciencia Cristiana, explica cómo se puede superar el odio. En su obra Escritos Misceláneos, dice: “Los elementos reprimidos de la mente mortal no necesitan de una detonación terrible para liberarse. La envidia, la rivalidad y el odio no necesitan consentimiento temporario hasta ser destruidos por el sufrimiento; debieran ser sofocados por falta de aire y libertad” (pág. 356)

Aunque la mayoría de nosotros no somos víctimas ni victimarios en ataques terroristas, podemos ayudar reprimiendo el odio, negándonos a tolerar la envidia o la rivalidad y rechazando con la verdad la creencia de que el resentimiento tiene algún lugar en el pensamiento del hombre.

La Biblia nos dice que “Dios es amor” (1 Juan 4:16). Y también declara la omnipotencia de Dios en este versículo de Isaías: “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más” (45:22). El ministerio de Cristo Jesús deja en claro que Dios, el Amor divino, es totalmente bueno y abraza a toda la humanidad. Puesto que el Amor es Todo, el hombre como linaje del Amor ama, y no puede odiar. Esta simple verdad espiritual es una poderosa fuerza sanadora. Cuando este hecho de que el hombre ama se mantiene en el pensamiento, produce resultados maravillosos.

La visión material de la defensa se basa en la creencia de que hay un poder opuesto, que el odio se puede combatir con el odio y de esta manera detener los actos violentos del enemigo. Pero luchar contra el odio con odio solo crea más ira y destrucción. Por otro lado, el método espiritual de defensa es más elevado y más exitoso: detiene los actos violentos al frenar el odio que los impulsa. En su poema “Oración vespertina de la madre”, la Sra. Eddy dice: “Amor, refugio nuestro...” (Escritos Misceláneos 1883–1896, pág. 389). El amor es la verdadera fortaleza; el odio es debilidad. Amar de verdad, no solo sentir amor dentro del propio corazón, sino también comprender que el Amor es Todo, eleva el pensamiento sobre el odio.

Al comprender la relación del Amor con su idea, el hombre, uno puede ver a través del concepto erróneo de que el odio es necesario o que puede conducir finalmente al bien. Al rechazar la sugestión de que el odio es una opción y mantener fielmente la pura verdad de que el hombre solo ama, uno puede probar la totalidad del Amor. Esto nos protege no solo a nosotros mismos, sino a los demás del odio.

La pequeña experiencia que relaté anteriormente es prueba de que la comprensión de Dios como Amor divino e infinito, y el hombre como la expresión del Amor, desarma el odio. Esta verdad espiritualmente científica se puede probar entre dos individuos, y se puede probar internamente y entre naciones.

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