Cinismo. Política. Elecciones. Estos tres temas parecen estar constantemente entrelazados hoy en día. Y a medida que las campañas políticas para las próximas elecciones de los Estados Unidos avanzan a toda velocidad, el cinismo parece estar ganando fuerza. Alimentados en gran parte por el tono de los reportajes y publicidad de los medios, muchas personas dicen que sienten que probablemente no importa por quién voten o si incluso van a las urnas. En el clima actual, que a menudo fomenta una desdeñosa desconfianza y menosprecio hacia los líderes políticos y candidatos, ¿qué se puede hacer para evitar quedar atrapado en la atmósfera pesimista? Y más allá de eso, ¿hay algo que puedas hacer para contrarrestar la marea de cinismo y promover un ambiente más saludable para el progreso?
No hace mucho, leí una entrevista al Dr. Martin Luther King, Jr. La misma tuvo lugar a principios de la década de 1960, durante el apogeo de la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos. El entrevistador habló con el Dr. King sobre su infancia y educación, sus puntos de vista religiosos y su filosofía de la no violencia, su trabajo continuo en el movimiento de los derechos civiles, los numerosos períodos que había pasado en la cárcel, y sobre las situaciones que había enfrentado que amenazaban su vida al promover la causa de la igualdad de derechos para los afroamericanos.
Consideré que con todos los desafíos que el Dr. King había enfrentado en el ámbito político, si alguien tenía razones para ser cínico sobre el proceso político en general, y sobre los líderes locales y nacionales en particular, habría sido él. Sin embargo, a lo largo de la entrevista demostró que no era ni cínico ni pesimista. Habló de las cosas que fortalecían su propósito, como el tipo de amor que incluye “comprensión, creatividad y buena voluntad redentora para todos los hombres”. Señalando este amor, el Dr. King expresó: “No pienso en él como una fuerza débil, sino que pienso en el amor como algo fuerte y que se organiza en una poderosa acción directa”.
Cuando la discusión llegó a su fin, el entrevistador preguntó: “¿Así que tiene esperanza?”. El Dr. King contestó: “Sí, la tengo”. Entonces el entrevistador respondió: “Le agradezco por su esperanza y le agradezco por sus acciones” (“Kenneth B. Clark Interview”, A Testament of Hope: The Essential Writings and Speeches of Martin Luther King, Jr., James M. Washington, editor; HarperSan Francisco, 1991, pp. 331-339).
A lo largo de la entrevista, el Dr. King había sido claramente realista en su evaluación de la situación que enfrentaban los afroamericanos en ese momento, así como de las perspectivas futuras para el progreso social. No obstante, su perspectiva, basada en algo más elevado que las consideraciones meramente humanistas, era positiva. Esto se debía en gran parte a su fe personal en Dios y a lo que había tomado en serio de las enseñanzas de Jesús sobre el amor espiritual.
Es difícil imaginar a Jesús mismo alguna vez disertando como un cínico o aceptando el pensamiento cínico entre sus seguidores. Alguien que podía pedir a sus discípulos que amaran a sus enemigos e hicieran el bien a aquellos que podrían perseguirlos y abusar de ellos, seguramente tenía un sentido más profundo de lo que realmente importa: de lo que trae progreso genuino, reforma y curación tanto a los individuos como a la sociedad.
En los relatos bíblicos del Nuevo Testamento, el apóstol Pablo llevó la enseñanza de Jesús a un mundo que enfrentaba sus propios problemas y desafíos políticos serios. En la carta de Pablo a los primeros cristianos en Colosas, les aconsejó que permanecieran “fundados y firmes en la fe, y sin [moverse] de la esperanza del evangelio...” (Colosenses 1:23). Siento que esta escritura ofrece un poderoso antídoto contra el cinismo. Primero, vivir nuestras vidas con una fe fundada y firme en Dios nos haría recurrir naturalmente en oración a la Mente divina única para que nos guiara en cada decisión importante. Esto establece una base sólida e inspirada para tomar decisiones sabias y luego actuar en consecuencia, incluso en nuestro apoyo a los procesos políticos honestos y en la participación activa en la elección de funcionarios gubernamentales eficaces.
Además, “sin [moverse] de la esperanza del evangelio” implicaría mantener una perspectiva espiritual que realmente promueve la curación del cinismo. El “evangelio” representa las “buenas nuevas”. Son las buenas nuevas que Jesús trajo al mundo, diciéndoles a sus oyentes que el reino de Dios está cerca: que el reino de Dios está dentro de cada uno de nosotros. Estas buenas noticias contrarrestan directamente las malas noticias que engendran cinismo. Y este “evangelio del reino de Dios” proporciona una perspectiva muy diferente del punto de vista meramente materialista.
El reino de Dios en cuestión significa que el gobierno de Dios, que es a la vez la inteligencia infinita y el Principio universal, realmente opera en las vidas humanas. Este gobierno divino establece un estado de derecho que es invariablemente justo, equitativo e imparcial; un estado de derecho que promueve la seguridad, la protección, el propósito productivo y el progreso. Orar desde este punto de vista espiritual, con “la esperanza del evangelio”, anula la sugestión de que los ciudadanos, los funcionarios electos y las instituciones son impotentes para efectuar un cambio constructivo o simplemente son egoístas. En realidad, tal oración en sí misma impulsa el pensamiento y las acciones progresivas. Apoya la honestidad, integridad, compasión y humildad inherentes a todo el pueblo de Dios.
Mary Baker Eddy, quien organizó la Iglesia de Cristo, Científico, y también fundó esta revista, una vez escribió un mensaje a los miembros de la Iglesia que incluía un llamado a la oración durante un tiempo de conflicto internacional. Pidió a los miembros que oren por los Estados Unidos para que las cualidades de “la justicia, la misericordia y la paz continúen caracterizando su gobierno, y que ellas gobiernen todas las naciones”. Ella continuó: “Orad para que la divina presencia continúe guiando y bendiciendo a nuestro primer magistrado, a aquellos asociados con su cargo ejecutivo y a nuestro poder judicial; que dé a nuestro congreso sabiduría, y que sostenga a nuestra nación con la diestra de Su justicia” (La Ciencia Cristiana en contraste con el panteísmo, pág. 14).
A medida que se acercan las elecciones locales y nacionales de este año, cada uno de nosotros puede ayudar a fomentar una nueva atmósfera mental que rompa la nube del cinismo. Orar para que Dios guíe y bendiga a todos los candidatos políticos es apoyar activamente un tono más elevado en el discurso político. Como ciudadanos, podemos mantener una esperanza que tenga una base espiritual y sea al mismo tiempo realista.
Esperanza. Oración. Acción. Estos elementos, entrelazados, comprenden un plan práctico para la reforma y el progreso.