Una de las declaraciones más espirituales que he escuchado es “Dios es Todo”. Aunque al principio me fue difícil de comprender, me aferré firmemente a esta idea hasta que empecé a comprender su pleno significado.
Porque Dios es Amor, todo está incluido en este Amor. El poder infinito de Dios, el bien, nos guía a cada instante y nos conduce a la Verdad. Como dijo Jesús: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).
La unidad de Dios y el hombre es un escudo contra las creencias que nos privarían del bien. Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, escribe: “Liberémonos de la creencia de que el hombre está separado de Dios y obedezcamos solamente al Principio divino, a la Vida y al Amor. He aquí el gran punto de partida para todo crecimiento espiritual verdadero” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 91). En esa unidad está nuestra fuerza, nuestro ser real y nuestra inmortalidad.