Un día, cuando estaba en el bachillerato, estuve protegido de quedar atrapado en un disturbio escolar. Mi madre era Científica Cristiana y oraba por mis hermanas y por mí todos los días. Esa mañana ella había tenido la fuerte intuición de orar especialmente por mí. Nunca me dijo específicamente cómo oró, pero estoy seguro de que lo hizo hasta que tuvo la certeza y la paz de que yo estaba siempre bajo el cuidado de Dios.
Conforme a la rutina normal de mi día escolar, fácilmente podría haber estado atrapado en medio de los disturbios, pero mis acciones ese día me hicieron perderlos. Al enterarme más tarde de la intuición que le había llegado a mi madre esa mañana, me sentí agradecido por la protección que había experimentado.
Al sentir la necesidad, mi madre había recurrido en oración a las verdades espirituales que enseña la Ciencia Cristiana y fueron tomadas de la Santa Biblia. Esas verdades han brindado protección a las personas de varias maneras desde hace mucho tiempo, como se evidencia en los numerosos testimonios publicados en esta y otras publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana que hablan acerca de la seguridad que las personas han experimentado.