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Para jóvenes

Le pedí ayuda a Dios con las matemáticas

Antes de cada prueba, reconocía que no estaba haciendo nada por mi cuenta y que Dios estaría conmigo todo el tiempo.

Aprendí que quiero perdonar

Cuando finalmente reconocí que esta persona era la hija perfecta de Dios y por lo tanto no podía lastimarme, pude perdonarla y me sentí libre.

Cuando no sané de inmediato

Estaba de camino a la curación, aunque en ese momento no podía verlo.  

¿Sientes miedo? Dios está allí

El miedo había desaparecido por completo y pude disfrutar del resto del buceo y de la belleza que me rodeaba.

El ajuste perfecto

Ser más conscientes del gran valor de nuestra identidad espiritual conduce inevitablemente a una libertad más plena para ser quienes somos.

No importaba cuán abrumadora pareciera mi tristeza, realmente no tenía ningún poder para impedirme experimentar el consuelo y la curación que provienen del Cristo.

Confiar en Dios me salvó la vida

Esta experiencia me enseñó que debemos cambiar nuestra perspectiva hacia Dios, el Espíritu y la verdad de que nuestra existencia es algo totalmente espiritual.

Confiar en Dios, hasta en las cosas más pequeñas

Asistir a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana me ha enseñado que Dios, el Amor divino, satisface nuestras necesidades, ya sean grandes o pequeñas.

Supera desafíos académicos

Como resultado de mi crecimiento espiritual, ya no sentía temor al rendir exámenes.

Sana de anorexia

Comencé a identificar las hermosas cualidades espirituales de Dios que constituyen lo que soy. Algunas de ellas son la alegría ilimitada, la compasión, la confianza y la inteligencia.

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.