
Para jóvenes
La certeza espiritual de la seguridad y protección de Dios permaneció conmigo todo ese verano.
Mi amiga me dijo que a la familia de esta chica le habían dado la oportunidad de salir de Gaza.
Me di cuenta de que Dios, la Verdad, me comunica lo que es verdadero acerca de mí a lo largo de cada día.
Estaba completamente libre de ira, resentimiento, ansiedad y culpa. Solo sentía amor y perdón.
Al principio pensé que, si oraba lo suficiente, nuestro vuelo ya no sería cancelado. Luego me pregunté si así es cómo funciona la oración realmente.
Apoyarse en Dios significa que todo lo bueno y lo correcto es posible, y yo pude demostrarlo.
Esa noche, me fui a dormir con la certeza de que Dios me cuidaba. Cuando me desperté a la mañana siguiente, todo el dolor había desaparecido.
Continué orando, estudiando y meditando todo lo que leía. Después de tres días, ya no tenía dolor. Estaba sano.
Esta experiencia fue, para mí, un recordatorio de las bendiciones que se manifiestan cuando confiamos en Dios por completo, al escucharlo y obedecerlo solo a Él.
Estoy agradecida por esta experiencia de armonía porque me mostró que no necesito dejarme impresionar por las aparentes molestias o amenazas a mi paz.