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Para jóvenes

Tengo miedo de hablar frente a la clase

Si nos damos cuenta de que Dios es el que realmente hace el trabajo, porque Dios es la fuente de toda acción, eso nos quita la presión para lograr actuar perfectamente.

Cuando mi propia fuerza no era suficiente

Mi éxito no dependía de la fuerza personal, sino de Dios, a quien la Biblia llama “la fortaleza de mi vida”.

Cuando no fui aceptada por la universidad

Recurrí a la oración y dejé de lado cómo quería que resultaran las cosas, confiando, en cambio, a Dios cada aspecto de mi vida.

Una bailarina sana de un trastorno alimenticio

Mejoré en reconocer y descartar los pensamientos negativos disfrazados de mi propio pensamiento, reemplazándolos con lo que sabía que era verdad sobre mí por ser la expresión de Dios.

Si luchas contra el perfeccionismo

Quería que mis compañeros me reconocieran como “perfecta”, porque pensaba que a la gente le agradaría más si no tuviera defectos.

Curación después de una agresión sexual

Estaba completamente libre de ira, resentimiento, ansiedad y culpa. Solo sentía amor y perdón.

Cuando no sané de inmediato

Estaba de camino a la curación, aunque en ese momento no podía verlo.  

Cuando mi mejor amiga difundió rumores sobre mí

Cuando regresé a la escuela, recordé que los ángeles de Dios me protegían y que podía dejar que ellos me guiaran.

Mi curación de asma

Me di cuenta de que podía enfrentar ese miedo y el desafío del asma como hizo David en la historia de David y Goliat.

Sané de trastorno bipolar

Ahora entiendo mucho mejor que la tristeza no es más poderosa que la alegría y que nada puede separarme, ni a mí ni a nadie, del amor de Dios.

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.