
Para niños
Una vez, estuve con dolor de oído todo el día, y quería sanar. No se lo dije a nadie porque pensé que podía orar por mí misma, como había aprendido en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana.
Un día, cuando tenía seis años, fui a andar en trineo con mi hermano mayor, Noah. Me senté en el trineo, y Noah comenzó a arrastrarme a lo largo de la acera.
Los acontecimientos que estoy a punto de compartir con ustedes ocurrieron cuando yo tenía siete años. Ocurrió la noche antes de Navidad.
¡Hola! Estoy en primer grado, y me encantan las matemáticas. Me gusta mucho ir a la escuela, y jugar fútbol y nadar.
En una ocasión tuve fiebre alta. Me dolía mucho la cabeza, así que me quedé en casa con mi papá, y no fui a la escuela.
Tengo un perro llamado Pintado. Él solía vivir en la calle y estaba muy flaco y descuidado.
Cuando estaba en tercer grado, mi mejor amiga, a quien conocía desde preescolar, llegó para estar en mi clase. Estábamos muy contentas.
Esto fue lo que ocurrió en marzo del año pasado. En dos ocasiones durante la semana, tuve molestias en el estómago.
Esta Navidad comparte el espíritu juvenil del Cristo con dos colecciones en línea de artículos para jóvenes y niños, publicados este año en El Heraldo. Estas colecciones vienen con su propia portada e índice, y son nuestro regalo para ti.
Mi mamá y yo fuimos a la fiesta de cumpleaños de mi primito. Yo estaba jugando, corriendo y saltando cuando me caí y me lastimé la rodilla, y me dolía mucho.