Relatos de curación
Aunque descendiente de padres y de abuelos Cristianos yo misma era una agnóstica y muy desgraciada. Hace unos treinta años le dije a alguien de casa: “Yo creo que se nos habla de Dios como a los niños de Santa Claus, y un día se nos ha de hablar de que no hay Dios.
“¡Alabad el nombre de Jehová! ¡alabadle, oh siervos de Jehová!” (Salmo 135:1. ) Deseo expresar mi gratitud sincera por una curación que marcó la presentación de la Christian Science a mi familia, la Ciencia maravillosa que descubrió neustra amada Guía, Mary Baker Eddy.
“¡ Bueno es alabar a Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo!” (Salmo 92:1. ) Como el Salmista, doy gracias a Dios por las bendiciones ilimitadas que en Su amor me ha otorgado.
Las palabras de Ciencia y Salud por Mrs. Eddy que han sido más curativas para mí son las de “la declaración científica del ser” que se encuentra en la página 468.
Quiero hacer constar mi gratitud por habérseme impulsado a estudiar la Christian Science y por las muchas curaciones admirables que he logrado confiando única y solamente en sus enseñanzas. Durante unos cinco años quedé sorda por completo en mi oído izquierdo, después de haber tenido en él un absceso que me dolía en extremo.
Muchas veces he derivado provecho de la lectura de los testimonios de curaciones publicados en nuestras revistas religiosas. Así es cómo me ha venido el deseo de expresar mi gratitud por este mismo medio por las muchas curaciones que hemos tenido mi familia y yo mediante el estudio y la aplicación de la Christian Science Nombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens).
Pasaba yo por una situación muy difícil cuando en el año de 1923 comencé a interesarme en la Christian Science, a causa de la quiebra de una antigua firma comercial de la que la familia era propietaria y yo estaba al frente del negocio. Tres años de ansiedad me habían convertido en un individuo desagradable a la par que muy agobiado, víctima de muchos achaques.
En vista de que el contagio personal o sea la adoración de la personalidad está tan desenfrenadamente generalizado como cualquier epidemia, y porque su víctima sufre a veces más de lo que sufriera la víctima de una enfermedad contagiosa, yo someto este testimonio. Espero sinceramente que si alguno de los que lo lean se halla bajo la influencia de alguna atracción personal, o adoración, o adulación, lo que aquí lea le ayude, como a mí me ha ayudado lo que he leído en los testimonios, a librarse de esa forma de cautiverio.
Por muchos años estuve yo alicaída dando por resultado una postración mía tanto física como mental. La ciencia médica no podía aliviarme.
Mi madre sanó de dolor de cabeza crónico al leer el libro de texto de la Christian Science, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy. Mi padre quedó curado con un tratamiento por un practicista de esta Ciencia de una postración nerviosa completa que lo había confinado en una institución para tales casos mentales.