
Editoriales
ES SÁBADO por la mañana, y una vez más se cierra herméticamente a mis espaldas la gruesa puerta metálica de la cabina a prueba de ruidos. Me acomodo en la silla giratoria, abro el libro que voy a leer durante las próximas dos horas, y me recuerdo a mí mismo: “Lee con calma”.
“Mi capítulo” — Estas Dos palabras, escritas por Mary Baker Eddy entre unos versículos de su Biblia, dan una conmovedora y poderosa visión de su vida. Su nota, escrita a lápiz, aparece al final del Evangelio según San Juan, y resume el sexto capítulo, un capítulo que incluye algunas de las más profundas enseñanzas de Jesús y las más difíciles de aceptar.
“Mem’ries light the corners of my mind. Misty water color mem’ries.
Aquí me pongo a cantar Al compás de la vigüela, que el hombre que lo desvela Una pena extraordinaria, Como la ave solitaria Con el cantar se consuela. Así canta Martín Fierro, el personaje que tan brillantemente creó el poeta argentino José Hernández.
Cuando yo era chica, siempre se les decía a los niños que tenían que tragarse las lágrimas. Se pensaba que llorar era un signo de debilidad o malos modales.
A los Pocos minutos de estar con Elena, uno se daba cuenta de que ella era realmente rica. Se notaba en la manera en que apreciaba las grandes obras literarias.
La Medicina moderna ha progresado mucho en su empeño por cambiar el enfoque tradicional respecto al paciente, del estrictamente fisiológico, a uno que tiene más en cuenta los factores mentales. Sin duda, hoy en día, la conexión mente-cuerpo ha ganado la atención de muchos médicos e investigadores.
Hay Muchas maneras de comenzar un comentario en contra del terrorismo, pero sólo hay una manera de terminarlo, es decir lograr resolver y sanar la situación. El fuego y el polvo de la destrucción que hemos presenciado nosotros como nación, así como el mundo entero, surge del fuego y polvo de la demencia.
Hoy Como Ayer, el pastor es un personaje de la vida campestre, que evoca la imagen de ternura y consuelo. En la Biblia, el pastor a menudo representa el amor de Dios por Su creación.
La Sierra Madre en el norte y los Andes en el sur se hermanan en una cordillera continua no vista en ninguna otra parte del mundo. Son como brazos enlazados en una danza jubilosa cuya melodía culmina en un crescendo monumental — con los picos llegando a su máxima altura en un sur de agreste belleza.