Estas Dos palabras, escritas por Mary Baker Eddy entre unos versículos de su Biblia, dan una conmovedora y poderosa visión de su vida. Su nota, escrita a lápiz, aparece al final del Evangelio según San Juan, y resume el sexto capítulo, un capítulo que incluye algunas de las más profundas enseñanzas de Jesús y las más difíciles de aceptar. Las ideas sagradas que estaba predicando eran de tal profundidad, que algunos de sus seguidores dijeron: “Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?”, y ellos “ya no andaban con él”. Juan 6:60, 66. Un hecho similar sucedió en la vida de la Sra. Eddy. Algunos de sus primeros y más promisorios estudiantes le dieron la espalda porque ya no podían o no estaban dispuestos a comprender ni a permanecer con ella durante la época en que enseñaba, escribía e iniciaba su Movimiento. En esos momentos de soledad ella se volvía a su Biblia, como su guía, su solaz y como un refugio seguro para sus profundos sentimientos y esperanzas para la humanidad.
Al recordar la curación ocurrida en 1866, que marcó su descubrimiento de la Christian Science, ella escribió: “Durante tres años, después de mi descubrimiento, busqué la solución de ese problema de la curación por la Mente, escudriñé las Escrituras y leí poco de otras cosas, me mantuve alejada de la vida social y dediqué tiempo y energías al descubrimiento de una regla positiva”.Ciencia y Salud, pág. 109.
La biblioteca personal de la Sra. Eddy empezó a desarrollarse temprano en su vida, e incluyó colecciones de artículos, recortes de diarios, cuadernos de caligrafía y libros (incluso un manual homeopático), nada raro para una mujer del siglo XIX, de gran curiosidad espiritual e intelectual. Uno de los libros principales de esa biblioteca era la Biblia. En su colección de Biblias, ella subrayó, marcó e hizo anotaciones; con ellas oraba, estudiaba y escribía. Comparaba la revelación espiritual que la había sanado con las enseñanzas y curaciones de la Biblia. Las Escrituras — con sus profecías del Antiguo y del Nuevo Testamento, y los relatos de los Evangelios — constituían para ella una incomparable biblioteca de la vida de Jesús y de su obra transformadora. Algunos de los primeros y más largos escritos de la Sra. Eddy fueron interpretaciones y comentarios bíblicos. A principios de la década de 1860, ella escribió 600 páginas de comentarios y exégesis del Génesis. Los 66 libros de la Biblia fueron la principal biblioteca a la que recurría esta pionera espiritual.
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