EN SU LIBRO Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, Mary Baker Eddy sólo dedica un capítulo de siete páginas, dentro de un total de 700, o sea el 1% del libro, para tratar específicamente el tema del magnetismo animal. La importancia que tiene abordar de una forma apropiada este tema está en inversa proporción al número de páginas que lo tratan.
El capítulo se titula “El magnetismo animal desenmascarado”. Hay otras referencias importantes en Ciencia y Salud y en los otros escritos de la Sra. Eddy. Sin embargo, ese capítulo es fundamental para comprender el origen, la definición, la explicación y la manera de superar la influencia del magnetismo animal.
En una investigación anterior (1784), el magnetismo animal fue citado como “un importante experimento sobre el poder de la imaginación”.Ciencia y Salud, pág. 101. En 1775, Mesmer, en Alemania, pensó que era “un medio para aliviar la enfermedad”. Ibid., pág. 100. Mary Baker Eddy, a través de los experimentos que realizó en el siglo XIX, llegó a la conclusión de que “...no es un agente curativo, y que sus efectos sobre los que lo practican y sobre sus sujetos que no lo resisten, conducen a la muerte moral y física”. ibid., pág. 101.
A veces se manifiesta con un disfraz muy atractivo, no obstante tiene siempre un aspecto cínico, disociador, autodestructivo, sutil, engañoso, malvado y se justifica a sí mismo. Su maldad sólo tiene la fuerza de pensamiento que se da a sí mismo. El magnetismo animal se oculta bajo el velo de misterio o de abstracción, cuando se trata en realidad de una demencia concreta. Esta fuerza de pensamiento intrusa, agobiante, pero imaginaria, ataca o engaña a sus víctimas por medio de una especie de hipnotismo.
El magnetismo animal es el resultado de la suposición de que la mente (el pensamiento) está en la materia (cerebro/cuerpo). Desde esta base mental de operaciones, logra manipular los móviles concientes o inconscientes y vulnerables de los individuos inestables, e incluso de pueblos enteros. La Sra. Eddy describe la solución y cómo defenderse contra ese tipo de influencia en su libro de texto de la Christian Science: “Los pensamientos y propósitos malos no tienen más alcance ni hacen más daño, de lo que la creencia de uno permita. Los malos pensamientos, las concupiscencias y los propósitos malévolos no pueden ir, cual polen errante, de una mente humana a otra, encontrando alojamiento insospechado, si la virtud y la verdad construyen una fuerte defensa”. ibid., pág. 234.
Hoy debemos mirar a nuestro alrededor y ver claramente que para poder derrocar la influencia del magnetismo animal tenemos que comprender el poder que tiene la espiritualidad. Parece como que el continuo cambio y transformación que se está operando en el mundo y lo está haciendo espiritualmente más sensible, es el bálsamo autocorrector del bien espiritual que se vuelve en contra de las suposiciones imaginarias del magnetismo animal y lo derrota. Los continentes del mundo están repletos de conflictos de pensamiento y acción, y El Heraldo de la Christian Science considera que esos conflictos son provocados por las influencias del magnetismo animal.
El terrorismo o la lucha sectaria son abstractos cuando se esconden en cuevas o en concilios de maldad. No obstante, el así llamado poder de un móvil mortal abstracto transforma el interés en un complot, y éste en un acto malvado. El surgimiento de la espiritualidad, como en la Christian Science, tiende a vigilar de manera constante ese pensamiento mortal abstracto y disminuye los actos terroristas. Dicho de otro modo, el hecho de disminuir las abstracciones con la práctica espiritual y eficaz de la Christian Science, aumenta su eficacia divina y disipa la influencia terrorista en la fuente misma que la motiva.
En su libro Escritos Misceláneos, 1883–1896, la Sra. Eddy escribe acerca del beneficio práctico y universal de eliminar ese tipo de abstracciones: “Terminemos con las abstracciones. Comparezcamos ante la presencia de Aquel que quita toda iniquidad y sana todas nuestras enfermedades. Unamos nuestro concepto de Ciencia con aquello que conmueve el sentimiento religioso del hombre. Abramos nuestros afectos al Principio que todo lo mueve en armonía — desde la caída de un gorrión hasta el girar de un mundo”.Esc. Mis., pág. 174.
La evidencia de mortales divididos y categorizados es una consecuencia de la creencia colectiva y casi universal de que hay mente en la materia. Todos los días vemos en los titulares de los diarios la lucha entre Occidente y Medio Oriente, árabes y judíos, entre hindúes y musulmanes, hutu y tutsi, entre protestantes y católicos, y todos los demás conflictos grandes y pequeños en medio, incluso entre los conductores que se ven atrapados en la tragedia de la ira tan de manifiesto en las calles de nuestras ciudades.
Las líneas de batalla entre el bien y el mal que tiene el mundo han sido trazadas con audacia. Es aquí donde ese 1% viene en ayuda para disminuir repentina o gradualmente ese falso poder.
Para quienes conocen bien la historia, es muy significativo que cuando la Sra. Eddy escribió Ciencia y Salud se dio cuenta de que su obra no estaría completa a menos que incluyera el capítulo “El magnetismo animal desenmascarado”. Este capítulo es muy inusual en lo que se refiere al tema y a su brevedad, pero aunque constituya tan sólo el 1% del libro su significado es poderosísimo. No es nada fácil escribir sobre el magnetismo animal. Aun así, la necesidad de tener en cuenta esa aberración mortal en la oración y en el tratamiento en la Christian Science, ha sido probada a lo largo de los más de 100 años de su descubrimiento y de su aplicación para la curación de la enfermedad y el pecado.
El capítulo afirma que el magnetismo animal es ilusorio, que no es real. Que su así llamada fuerza o influencia es vencida cuando se alcanza la convicción de que Dios tiene todo el poder. Las lecciones del Evangelio hacen eco de esta convicción y hablan del mandato de Jesús al “diablo”, “Vete, Satanás”. Y el relato continúa diciendo: “he aquí vinieron ángeles y le servían”. Mateo 4:10, 11.
La espiritualidad es la amiga de la civilización. El obtenerla, moviéndose al ritmo de la marea ascendente de sus bendiciones, es la manera de derrotar el error, el magnetismo animal y la decepción mortal de que la mente está totalmente comprimida en la materia.
La Mente es Dios. Dios es Amor. Dios es Espíritu. Estos hechos divinos están al alcance de todos para ayudar a los pensadores, a quienes tienen esperanza, a quienes se esfuerzan por alcanzar espiritualidad, así como a las víctimas que creen, atemorizadas, que la humanidad puede transmitir o ser vulnerable a fuerzas malignas de pensamiento. El hombre (término que incluye también a la mujer) es el hijo amado de Dios, la Mente, el Amor, y este poder es suficiente para ayudarnos, los unos a los otros, a superar esta época de aparente peligro humano.
