Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

El poderoso lenguaje de la gratitud

Del número de noviembre de 2002 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


A veces, el bien nos llega inesperadamente y en forma de lecciones que nos ayudan en nuestra jornada espiritual. El siguiente ejemplo ayuda a ilustrar esto.

Un día vino a visitarme un amigo. En esos días yo me había lastimado las manos y por momentos sentía mucho dolor. Él sabía que yo había estado orando para sanarme y compartió conmigo algunas ideas que me alentaron. Al principio, parecíamos estar hablando idiomas diferentes. Él, el de la gratitud y yo, el de “esperar a sentirme bien primero y luego volver a estar contento”.

Yo creo en el poder sanador de la gratitud, pero en esa ocasión estaba esperando tener alguna razón para sentirme agradecido. Estaba a la espera de que mis oraciones me liberaran del dolor, a la espera de sentir el poder sanador de Dios. En fin, esperaba que algo sucediera.

Al escuchar a mi amigo me di cuenta de que había una forma diferente de ver las cosas. Él se refería a que la gratitud no depende de las circunstancias, sino del amor que Dios tiene por toda Su creación. Comprendí que no tenía que esperar para sentirme agradecido; podía volver mis pensamientos a Dios de inmediato y comenzar a sentir Su presencia, Su amor, Su bondad.

Cuando mi amigo se fue, me sentí mucho más tranquilo. Había comenzado a percibir más claramente mi relación con Dios y mi capacidad para estar consciente de Su presencia. Ese cambio de enfoque fue decisivo para la curación. Muy pronto mis manos sanaron y el dolor desapareció.

Vi que la gratitud no es simplemente dar “gracias” por lo recibido, es un catalizador que nos permite percibir la bondad de Dios.

Mary Baker Eddy escribió un libro que enseña mucho sobre la gratitud. Ciencia y Salud indica que Dios es el Creador único y supremo del universo, y que está siempre cuidando de Su creación. El primer capítulo del libro trata el tema de la oración. Allí pregunta: “¿Pediremos más al manantial abierto, que ya está vertiendo más de lo que aceptamos?”Ciencia y Salud, pág. 2. 2 The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 164. El libro explica que no tenemos que suplicar a Dios ni esperar Su bendición, pues Él es Amor infinito, inmutable, omnipotente y omnipresente. Puesto que Dios es Espíritu — y no materia — nuestro gozo y bienestar no están a merced de circunstancias materiales. Estos hechos no pueden cambiar, por eso es que siempre tenemos razones para estar agradecidos.

La Sra. Eddy tuvo en su vida grandes pruebas de que la bondad de Dios es invariable. Su larga búsqueda para tener buena salud, un hogar feliz y seguridad económica, la llevó a comprender que Dios gobierna nuestra vida continua y armoniosamente. Al pensar así, su salud fue restaurada, encontró seguridad económica y estableció un hogar que le dio muchas satisfacciones. También enseñó a otros a reconocer el bien infinito, inherente a la Vida divina, que produce el más profundo sentido de gratitud. Esto también la llevó a encontrar formas para que quienes fueran sanados mediante el Cristo — el mensajero de la libertad — pudieran también expresar su gratitud. Para ello estableció un servicio religioso semanal los días miércoles, para que los presentes pudieran compartir sus curaciones y dar gracias a Dios. Además, fundó revistas semanales y mensuales para dar a conocer las expresiones de gratitud que se recibían del público. Los servicios de Acción de Gracias en las iglesias de la Christian Science “cosechan” gratitud durante todo el año, en todo el mundo.

Sin embargo, hay épocas en las que resulta difícil sentir gratitud. Quien esté enfrentando un problema grave, puede que se pregunte: “¿Puedo realmente sentirme agradecido?” Quizás lo que nos perturbe sea una percepción distorsionada de la vida, una percepción centrada en la carencia: carencia de buena salud, carencia de tiempo, de estabilidad económica, de reconocimiento por parte de otros o de oportunidades de progreso. Cuando abandonamos ese punto de vista equivocado, que no tiene relación alguna con la creación de Dios o con Su voluntad para con nosotros, y pensamos en lo que verdaderamente expresa la naturaleza de Su creación, comenzamos a ver y experimentar algo muy distinto. Nos damos cuenta de que Dios no nos abandona, que Su amor por nosotros y por cada uno de Sus hijos está siempre enriqueciendo nuestra vida y dándonos razones para estar agradecidos.

Nuestra gratitud aumenta a medida que mantenemos en el pensamiento que realmente somos hijos de Dios, que somos Su creación. Podemos también pensar en lo que tenemos, en aquello que siempre está con nosotros. Tenemos el amor de un Padre-Madre divino, una Madre que se regocija en nosotros, un Padre que guía nuestros pasos. Tenemos la ley de justicia y misericordia divinas, siempre en operación en nuestra vida.

Si bien siempre tenemos razones para estar agradecidos, debemos cultivar la gratitud y buscar constantemente manifestaciones de la bondad de Dios. El bien que vemos en los demás, la belleza que nos rodea, la inteligencia, la fortaleza, la paciencia y el amor que encontramos para responder a las demandas del día, son evidencias de la presencia de Dios en nuestra vida. Si no nos afanamos ni nos preocupamos por las demandas del momento y descansamos en el amor de Dios, jamás careceremos de razones para expresar gratitud.

A través del sendero mental que nos lleva a la plena comprensión de la realidad espiritual, la gratitud es como un centinela, que señala hacia lo alto, ilumina el camino y nos muestra lo que Dios otorga. La Sra. Eddy hizo referencia al efecto que la gratitud tiene en nuestra vida cuando escribió: “¿Qué es la gratitud sino una poderosa cámara oscura, algo que enfoca la luz donde el amor, el recuerdo y todo dentro del corazón humano está presente para emitir luz?”

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / noviembre de 2002

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.