
Editoriales
Para muchos, los dichos “nací con ello” y “nací sin ello” parecen evaluar condiciones inalterables. Pero la Ciencia Cristiana reta la creencia de que los defectos de nacimiento son permanentes.
Existe amplia evidencia hoy en día que testifica del siguiente hecho: el tratamiento en la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) sana las enfermedades crónicas, así como las agudas. Una dificultad que parezca haber persistido por semanas, meses, o aun años, puede ser disipada por la luz de la Verdad divina, la iluminación que llega a la consciencia humana por medio de la oración a medida que se percibe y se acepta al Cristo en su función de sanar y salvar.
El camino se alarga. Tal vez la persona no vea todavía lo que hay a la distancia.
Todos hemos conocido casos en los que alguien que es algo tímido ha dejado que otras personas lo subyuguen, hasta que finalmente no puede soportarlo más. Se rebela y pone fin a los abusos.
No basta con horrorizarse, estar temerosos o resignarse al crimen y a la violencia tan prevalecientes hoy en día. El problema no está en modo alguno limitado a un país solamente.
Es fundamental para la demostración de la Ciencia Cristiana poseer en cierto grado la comprensión de que Dios, el bien, es lo que la Biblia da a entender: Todo-en-todo. De la revelación que Dios Mismo da de Su totalidad, la Ciencia Cristiana deduce la nada del mal.
El progreso espiritual está edificado sobre la pureza: móviles puros, deseos y acciones puros, razonamiento puro, pureza de pensamiento y existencia. Podríamos describir la pureza como el sentido no adulterado de la compleción del hombre como reflejo de Dios, el Alma.
Es indudable que hoy en día existe una urgente necesidad de encontrar mejores soluciones al problema de la discordia en el hogar: asperezas, contiendas, trastornos o falta de comunicación. Mediante las enseñanzas de la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) vemos que hay una solución.
Al hablar con cristianos de otras religiones, los Científicos Cristianos podrían descubrir que persiste cierta confusión entre sus amigos respecto a lo que se enseña en la Ciencia Cristiana sobre la naturaleza de la oración. No obstante, para el Científico Cristiano, su concepto de comunión con Dios corresponde directamente con lo que enseña la Biblia.
El momento tuvo que haber sido tenso, hasta dramático. Cristo Jesús no respondió a su pesquisidor.